domingo, 27 de noviembre de 2022

Las sillas

Se considera que el inventor de la silla fue un escribano babilonio llamado EBih-Il, allá por el año 4.500 a. C. Debido a su profesión (escribir a mano textos y documentos), pasaba muchas horas sentado en el suelo, sobre una tabla.

Tuvo la genial idea de crear un artilugio en el que apoyar el peso del cuerpo. Para ello le colocó cuatro patas de madera a aquella tabla, levantándola del suelo. De este modo había nacido la silla, uno de los mejores inventos de la historia de la humanidad.

A lo largo de la historia las sillas empezaron siendo más bien taburetes y con el paso de los siglos fueron ganando elementos (brazos, respaldos…) y, con ellos, comodidad.

Pero cuando quien os habla de sillas es un médico, escribiendo sobre “Historias de la Medicina”, se refiere fundamentalmente a dos cuestiones:

1/ A la silla de Gregorio Marañón, quien la consideraba el mayor avance médico, por cuanto servía para sentarse, nada menos que a escuchar al paciente. (De esto, ya tuvimos ocasión de hablar en algún capítulo anterior).

2/ A partir de la efeméride de la silla, la del parto no tardaría demasiado tiempo en llegar: así, arqueólogos de la universidad de Penssylvania descubrieron la que, hasta hoy, podría ser la más antigua (unos 4.000 años), en Abydos (en el Alto Egipto). Está hecha con ladrillos, ricamente adornada, con una gran abertura en el centro y numerosos dibujos grabados:
-. representando a una mujer con un recién nacido,
-. a la diosa Hathor, a quien se encomendaban las parturientas,
-. y el nombre de la propietaria, en este caso, la mujer del gobernador del lugar.

La silla del parto fue, como no, evolucionando y mucho, a lo largo de los siglos, hasta las sofisticadas formas que pueden verse hoy, en nuestras clínicas y hospitales.

En la imagen podemos ver un curioso modelo, adaptado a la necesidad de un lógico desplazamiento, de casa en casa.




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