martes, 1 de noviembre de 2022

Echando leña

 

Toda acción acaba teniendo su reacción: del mismo modo que Putin alcanza, con las suyas, a incrementar el precio de la energía, la presidenta de la Comunidad de Madrid, también sus consejeros, consiguen crispar el ambiente cada una de las veces que cuestionan el trabajo de sus sanitarios que, siendo un desparramado exceso, ellos siempre juzgan mejorable.

Sirvan para la ocasión los siguientes ejemplos:

1.- "Los ciudadanos no tienen que estar esperando, haciendo colas y en algunos centros de salud no cogen el teléfono, se cuelgan o, de repente, no hay médicos” … Son palabras que Diaz Ayuso pronunció, en una entrevista radiofónica, el 21/12/21.

2.- O el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, asegurando que tras la apertura de los centros de 24 horas (octubre/22), se produjeron un 57% de ausencias sobrevenidas entre los médicos "comunicando sus bajas pocas horas antes de entrar y muchos de ellos cuando habían confirmado que iban a acudir a estos puntos". Y anunció que dichas bajas "serán analizadas con detenimiento".

3.- Sirvan también, como colofón, estas declaraciones del vicepresidente y consejero de Educación, Enrique Ossorio, quien señaló, también en esos días, que la sanidad pública se defiende "trabajando" y "no con eslóganes o con manifestaciones".

Cada una de esas palabras añade leña al fuego de la crispación, y, en casos afortunadamente más aislados, al de la violencia contra los sanitarios. Son declaraciones que contribuyen a respaldar al paciente, en su creencia de usuario plenipotenciario, al que unos vagos boicoteadores negarían sus derechos. Y lo triste es que son precisamente esos “profesionales desleales” quienes intentan sostener, desde la precariedad de sus empleos y salarios, un sistema que, de no evitarlo ellos, acabará desapareciendo.

Este fin de semana también supimos de la ilustración de un hecho acaecido en el Punto de Atención Continuada de Guadarrama, cuando un energúmeno propició una paliza a la doctora que se encontraba allí, de guardia, y que no pudo hacerle la receta que este la requería y por no funcionar, en ese momento, el programa de prescripciones… “si es que os lo tenéis merecido con lo que estáis haciendo, sois unos putos vagos y os tenemos que dar de hostias”, decía mientras la golpeaba.

Ayer, último día del mes de octubre, y por citar un testimonio de violencia más reciente, me encontraba pasando la consulta de una compañera, cuando, al llamar por teléfono a uno de sus pacientes:

-. Hola, buenos días: ¿Es Ud. Luis, Luis Fernández?

-. ¡No, soy tu puta madre!...

No conocía al susodicho, tampoco él me conocía a mí, por lo que no consigo entender las motivaciones de su reacción: ¿debió pensar que se trataba de alguien intentando venderle algo?... Aunque tanto da, el motivo nunca justificaría las formas…





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