lunes, 7 de noviembre de 2022

La más mortífera

 


Acabamos de pasar una pandemia y, como no, constituyó un más que adecuado escenario para recordar todas las enfermedades infecciosas, o, cuando menos, las más mortíferas y populares… En tal contexto surge la pregunta que, sin duda y alguna vez, nos habremos planteado: ¿Cuál fue la enfermedad infecciosa más mortal, en la historia de la humanidad?
-. Laennec: médico francés, inventor del fonendoscopio, uno de los que más hizo por conocer esta enfermedad. Falleció por tuberculosis a los 45 años.
-. Alfonso XII, rey de nuestra España.
-. Escritores: Miguel Hernández, George Orwell, Franz Kafka, Anton Chéjov: quien se definía como “esposo de la medicina” y “amante de la literatura”. Gustavo Adolfo Bécquer, Molière… Entre otros muchísimos, de los que esta relación que sigue, en orden alfabético, puede darles una idea aproximada.

(Espacio para su reflexión)

Aquella de la que hablamos causó más de mil millones de muertes en los últimos doscientos años. Es, además, una de las más antiguas de la historia ya que tendría entre 8.000 y 30.000 años; aunque algunos científicos, a la hora de datarla, se acercarían a los tres millones de años, con lo que podría pensarse que acompañó al género humano casi desde su aparición en el planeta.

A pesar de ser tan longeva no se le conoció la causa, el Mycobacterium Tuberculosis, hasta 1882, año en que Robert Koch descubrió el bacilo, por lo que también se le conoce como Bacilo de Koch.

Según el momento recibió también otros nombres como: la capitana de la muerte, la tisis, la peste blanca, el mal de vivir o mal del siglo.

Ya desde el antiguo Egipto se han venido usando remedios de lo más variopintos: la ingesta de sangre animal o su aplicación sobre la piel, los baños calientes, la abstinencia sexual, el vino, las caminatas, el aire puro (sanatorios) …

Desde 1921 se dispuso de la primera vacuna (BCG), con la que se realizaron campañas masivas de vacunación... Desde 1943 se vinieron descubriendo potentes antimicrobianos como la estreptomicina. Por todo ello, en las últimas décadas se vino observando un claro descenso del mal, del que nos alegraríamos de no estar repuntando considerablemente en otras latitudes, como el continente africano o Asia.

Aun así, la OMS estima 2.000 millones de infectados por el M. Tuberculosis y ocho millones de nuevos casos cada año, que afortunadamente ganan la batalla en la mayoría de las ocasiones. Por tales datos la tisis sigue siendo la enfermedad infecciosa más prevalente en el mundo. Considerando su forma latente, se estima que afecta al 33% de la población mundial, siendo la segunda causa global de muerte, y la primera entre las enfermedades infecciosas.

Tras la tuberculosis, las enfermedades infecciosas más letales de la historia fueron: la viruela, la malaria, la peste, la gripe, el cólera y el sida.

Una de las épocas más curiosas, de cuantas nos tocó vivir codo a codo con esta enfermedad, fue la época del Romanticismo, en que se conoció como “la peste blanca”. Y es que el ideal de belleza romántica coincide bastante con la fisionomía que alcanzaban a tener estos pacientes, por lo que se mitificó la enfermedad, propagando incluso la creencia de que su padecimiento provocaba "raptos" de creatividad. Por otra parte, el aspecto etéreo, pálido, casi fantasmal del enfermo de tuberculosis, representaba a la perfección la renuncia de lo mundano propia de aquella época...

Desde lo escrito se deduce que no fueron pocos los personajes históricos que fallecieron por tuberculosis, sirvan ejemplos como:



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