Los gayumbos

 

Una prueba evidente de que, en un Centro de Salud, puede uno encontrarse de todo... Como estos calzoncillos de caballero, que la encargada de la limpieza encontró ayer, bajo los asientos de la sala de espera. 

No dejan de surgir dudas respecto de los motivos que llevaron a Isabel, a toparse con tan curioso hallazgo... Aunque podrá concluirse que, cuando menos y definitivamente, algunos no se merecieron aún el privilegio de compartir, con los demás, cualquiera de nuestros servicios públicos...  

Ni que decirse tiene que el Centro cuenta con un número más que suficiente de papeleras.

La niña de las cuatro piernas

 

Josephine Myrtle Corbin (1868-1926) fue una artista de espectáculos estadounidense nacida como dípigo (con dos pelvis separadas, una al lado de la otra). Por tal motivo poseía cuatro piernas, dos interiores y dos exteriores; estas últimas eran más o menos normales, aunque las interiores eran demasiado débiles y pequeñas como para caminar con ellas.

Corbin nació en el Condado de Lincoln, Tennessee. Ya en su infancia, entró en el circuito de las barracas de circo, con el apodo de "La niña de cuatro patas de Texas", constituyendo una auténtica atracción. Su popularidad en esta industria fue tal, que otros showmen recurrieron a la exhibición de cuatristas falsificadas.

A los diecinueve años se casó con James Clinton Bicknell, con quien tuvo cuatro hijas y un hijo, la duplicación de sus órganos sexuales externos se reflejaba en una duplicación similar a nivel interno (dos vulvas, dos úteros, etc...).

Una revista dijo de ella: "Es atractiva de cara, físicamente bien, y capaz de atender todos sus deberes domésticos",​ mientras que en otros lugares se la describía como "muy inteligente" y "una mujer refinada, de cierto gusto musical".​

Murió en Cleburne, en Texas, el 6 de mayo de 1928. Su ataúd se cubrió de hormigón y varios miembros de la familia lo estuvieron vigilando cierto tiempo, con el fin de evitar que los ladrones de tumbas robasen sus restos, por los que, por cierto, no pocos coleccionistas privados llegaron a ofrecer importantes cantidades de dinero.

Natalidad extrema

 

Valentina Vassilyeva (¿1707-1782?) figura en el libro Guinness de los Récords por ser la madre con el mayor número de hijos de la historia. Vivió allá por el siglo XVIII y fue la primera esposa del campesino ruso Feodor Vassilyev.

A lo largo de su vida Valentina llegó a tener un total de 69 hijos, a partir de 27 embarazos, de los que en 16 nacieron mellizos, en 7 trillizos y en 4 cuatrillizos. A pesar de los escasos medios de la época, todos sobrevivieron excepto dos.

En 1834, en el periódico «Panorama» de San Petersburgo, se comenta que  el monasterio Nikolskiy envió a Moscú, una lista que databa de febrero de 1782 en la que se demostraba que Feodor llegó a sumar 82 hijos, ya que estuvo casado en dos ocasiones.
-. Los 69 hijos que tuvo con Valentina
-. y el resto con su segunda esposa.

Las investigaciones realizadas revelan que la capacidad de una mujer para quedarse embarazada se reduce tras cada gestación. Además, una vez los hombres cumplen los 50 años, su fertilidad también se ve reducida significativamente. Por esta razón, el dato de una tan frecuente reproducción suena a fantasía para algunos, incrédulos, aunque hay opiniones para todos los gustos. 

Mariam Nabatanzi, (1980) es una ugandesa que, a sus 40 años, ya había tenido 45 hijos, aunque 6 de ellos murieron.

Por tal razón se la considera la mujer más fértil del mundo. Se casó a la edad de 12 años, algo muy frecuente en África, soportando numerosos partos, la mayoría de ellos múltiples, desde mellizos hasta cuatrillizos. Merece ser tenido en cuenta el dato de que el primero de estos partos fue gemelar, y ya tuvo lugar en su primer año de matrimonio.

Su marido la abandonó hace ahora algunos años y ella cuida sola de todos sus hijos. Recientemente, una abogada de Arizona puso en marcha una campaña de crowfunding, en un loable intento de ayudarla.

Níger es el país con la más alta tasa de natalidad del mundo, que alcanza los 6,53 nacimientos por mujer. La esperanza de vida allí es de 44 años y la tasa de natalidad es la más alta a nivel global: 51,6 nacimientos por cada 1.000 habitantes. Considerando tasas de natalidad, a Níger le siguen países como Somalia, Chad, Congo y Mali, todos ellos africanos.
 

El Síndrome de Ehlers-Danlos

 

El Síndrome de Ehlers Danlos se compone de un grupo de trastornos hereditarios que afectan al tejido conjuntivo, produciendo la que resulta ser su principal característica: la hiperelasticidad de la piel. 

En las imágenes recordamos a James Morris, quien en el siglo XIX padeció este problema por el que, como solía ocurrir antaño, viajó acompañado de otros "hombres maravilla", para mostrarse entre aplausos de asombro, bajo la carpa de un circo. 

Lo hacía a través de pequeños números en los que estiraba su piel: la del rostro podía servirle incluso de máscara, algo que causaba gran expectación, por lo que  James Morrison sería pronto conocido en gran parte de los Estados Unidos. 

En 1885, y con 26 años, James entró a formar parte de la prestigiosa compañía circense «Barnum y Bailey Circus». Es, aún a día de hoy, uno de las firmas más conocidas y longevas. De hecho, entre sus hitos cuentan el haber sido los primeros en exhibir la lámpara incandescente en 1879, un año antes de que Thomas Alva Edison la patentase. También fue muy conocida por «Little Columbia», el primer bebé elefante nacido en un circo estadounidense. 

Organizaban giras por todo el suelo norteamericano, llegando incluso en numerosas ocasiones a Europa. Y cómo no, uno de sus espectáculos más llamativos era «The Rubber Man», ese hombre de piel elástica que podía hacer con su cuerpo un auténtico vestido. 

Era uno de los números de mayor éxito: cogía la piel de su cuello y tiraba de ella hacia arriba para cubrir por completo su rostro formando una estrambótica trompa de elefante. Al público le encantaba. 

Con el tiempo su piel seguía estirándose, pero empezó a ser muy frágil, a sufrir heridas y laceraciones. Sus articulaciones se deformaban cada vez más y el dolor resultaba muy limitante, hasta que el hombre de goma acabó rompiéndose por sus diferencias, mientras se refugiaba en la botella, para aliviarse de vivir de las mofas...

El triángulo de la muerte

Con relativa frecuencia, sobre todo allá, en los años de mi adolescencia, recuerdo haber escuchado frases como esta que sigue:

-. ¡Hala!, ¡Qué espinilla tienes ahí!. ¿Me dejas que te la quite?

-. ¡No!. ¡Por favor!. ¡Ni tocarla!.

E inevitablemente me daba por rememorar aquella clase de Anatomía, en la que nuestro profesor nos habló del triángulo de Filatov, y de lo peligroso que resultaba manipular granos y demás lesiones de igual índole, en este lugar de la cara.

Y así es: el triángulo que véis, marcado en el rostro de la joven de la fotografía, recibe el nombre de "triángulo de Filatov o de la muerte". Sus límites se trazan desde una base que uniría ambas comisuras labiales, unos lados marcados por los surcos nasogenianos y la cúspide, en el vértice nasal. Dicho de otro modo, el triángulo incluye, en su interior:

-. el labio superior

-. la nariz

-. y el espacio entre las cejas.

Los vasos sanguíneos que pasan por este área (vena angular) drenan directamente en el seno cavernoso, un gran grupo de venas de la base del cráneo, en estrecho contacto con el cerebro.

La manipulación de una simple espinilla o de un pelo infectado, que al fin y al cabo son procesos infecciosos, podría dar lugar a complicaciones como una meningitis, encefalitis, trombosis o a un absceso cerebral, dejando graves secuelas, cuando no causando la muerte.

Y como no todo, en Medicina, ha de ser necesariamente malo, acabaré diciendo que el triángulo de Filatov también nos sirve para hacer el diagnóstico de la escarlatina, ya que es una zona que resulta respetada, en la que no aparecen las típicas rojeces de la escarlatina.

Así que ya lo sabes, sigue el ejemplo: si la escarlatina respeta a este triángulo, ¡tú no vas a ser menos!.

Santos Patronos

 

Los Santos de los que hoy trataremos fueron médicos que acabaron siendo elevados a los altares, por lo ejemplares que fueron sus vidas,  alcanzando el mérito de llegar a ser los santos patronos de la profesión. 

Aunque el asunto va en franco decremento y puede decirse que, al contrario de lo que vino ocurriendo antaño,  el ejercicio de la medicina está prácticamente desligado de la religión, siguen existiendo, sin embargo y hoy por hoy, colegas que encomiendan su profesión y sus actos a algún patrono. 

 San Lucas Evangelista Nació en Antioquia en el siglo I.  De profesión fue médico, escritor y pintor, muy preparado para el saber de su época.  San Lucas fue, posiblemente, el único de los evangelistas que no fue judío.  

 San Cosme y San Damián Fueron hermanos gemelos, eran médicos de profesión, y prestaban sus servicios de manera gratuita en Siria en el siglo III. 

Durante la persecución que encabezó el emperador Diocleciano en el Imperio Romano, ambos padecieron el martirio y fueron decapitados. 

Son considerados los protectores de los médicos en general, aunque de los cirujanos en particular (se les atribuye el primer trasplante), también lo son de los barberos y de los farmacéuticos. 

La Iglesia que se levantó en el lugar de su muerte se convirtió en lugar de peregrinaciones y por ello, en la Roma cristiana se levantó un templo en el Foro Romano en el siglo VI.  

 San Pantaleón A finales del siglo III, San Pantaleón era otro prestigiado médico quien, por ayudar a los cristianos, fue condenado a muerte.  Se cuenta que cuando fue decapitado, un árbol cercano floreció al instante. 

Tan sorprendente como la floración del árbol resulta la licuefacción de su sangre, que se guarda en el Altar Mayor del Real Monasterio de Austrias, en Madrid.  Su sangre se mantiene en estado sólido todo el año, licuándose en la víspera del aniversario de su muerte, el 27 de julio. Muchos son los estudios realizados para explicarlo, aunque los científicos no obtuvieron respuesta, por lo que la Iglesia lo definió como “Milagro de su Sangre”. 

 José Gregorio Hernández La lista de santos y santas que han acompañado en el dolor a los enfermos es demasiado larga y aún hay casos notables que llegan a nuestros días. Como por ejemplo José Gregorio Hernández, conocido como el médico de los pobres, cuya causa de beatificación está en proceso en Venezuela. 

Hace poco, con motivo de la pandemia por Covid-19, se habló mucho de este médico venezolano. Recordemos a Nicolás Maduro hablando de sus "goticas milagrosas":  "¡El Car-va-ti-vir!, aquí las ven, las goticas milagrosas. Diez gotitas debajo de la lengua cada cuatro horas, y el milagro se hace...  Un poderoso antiviral, muy poderoso, que neutraliza el coronavirus. ¡MADE IN VENEZUELA!" 

 San Martín de Porres En América destaca el santo peruano mulato Fray Martín de Porres (1569-1639) quien aprendió el oficio de la farmacia y de la herbolaria medicinal. Más tarde ingresó, con dificultad por el color de su piel, a la orden dominica, donde se consagró al cuidado de los enfermos, atribuyéndole varios milagros en vida. 

Se le recuerda como "Fray Escoba", utensilio con el que siempre se le representa. 

 San Pío de Pietrelcina Hay otros santos que, sin ser médicos, fundaron hospitales y asilos. Entre ellos se puede mencionar al Padre franciscano San Pío de Pietrelcina.  

 San José Moscati Un médico notable del siglo XX fue el italiano San José Moscati (1880-1927), quien también fue investigador, científico y catedrático. Siempre atendió de manera gratuita a los pobres, siendo beatificado por Pablo VI en 1975 y canonizado por San Juan Pablo II en 1987.

Santos sanadores

 

Es probable que para Ud., quien me lee, sea esta la primera vez que escucha el término "hagioterapia", al menos así es en mi caso: ya que hoy leí por vez primera esta palabreja, y supe de su significado: la curación a través de los Santos. Muchos son los que ayudaron y a los que se sigue rogando intercesión, en casos de enfermedad grave. A una buena parte de ellos se les viene considerando especialistas en una materia, en la que ellos mismos tuvieron una experiencia similar previa.

-. San Vito: epilepsia, ansiedad.
Por otra parte, la que se ha dado en llamar "Baile de San Vito", es una enfermedad sorprendente, que no llegó a catalogarse convenientemente, por su súbita desaparición. Quienes la padecían, según las crónicas, no paraban de bailar hasta la extenuación, incluso hasta la muerte.

-. San Peregrino Laziosi (siglos XIII-XIV): protector contra las enfermedades crónicas, el cáncer, el SIDA y otras patologías graves.  

Tras pasar una noche de oración y mientras dormía, este Santo fue curado de un cáncer que se había detectado en un pie. 

-. Santa Catalina de Suecia: en los casos en los que exista riesgo de aborto. 

-. Santa Lucía: es la protectora de la vista.  

Durante su martirio le sacaron los ojos. De hecho, se la suele representar con un platillo, en el que porta sus propios ojos.  

Su nombre, curiosamente, significa Luz.  

-. Santa Rita: es la santa de los casos imposibles y desesperados.  Fue una famosa monja agustina del siglo XV, de la que se dice que sanó a muchos enfermos de males terribles. 

-. Cosme y Damián: invocados para sanar todo tipo de males. Son patronos de los médicos, particularmente de los cirujanos, de los farmacéuticos y de los barberos.

Fueron dos gemelos nacidos en Arabia. Se dedicaron al cuidado de los enfermos después de estudiar el arte médico en Siria.  

No cobraban a sus pacientes, aunque las atenciones que dispensaron a los dolientes fueron también el instrumento de su apostolado. 

Durante el reinado del emperador Diocleciano, quizá en el año 303, el gobernador romano les hizo decapitar.  

-. San Rafael: es el patrón de las parejas los jóvenes, novios, cónyuges, pero también de los ciegos, los enfermos mentales, farmacéuticos (a menudo representado portando un frasco de medicinas) y de los oftalmólogos. 

Considerado el ángel de la curación divina, el evangelista Juan lo cita en el episodio en el que Jesús está en la piscina de Bethesda: “Porque un ángel del Señor descendía de vez en cuando al estanque y agitaba el agua; y el primero que descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba curado de cualquier enfermedad que tuviera”. 

Su nombre significa "es Dios quien sana" o "Dios cura".  

-. Santa Águeda: debido a su martirio es considerada la protectora de las mujeres que sufren de patologías mamarias, así como de las niñeras. Patrona de Catania, vivió en el siglo III. 

El procónsul Quinziano, encargado de obligar a los cristianos a renunciar a su fe, se enamoró de ella. Ante su negativa fue encerrada en prisión y sometida a una tortura indescriptible, incluyendo el corte de los senos con pinzas. 

-. Santiago el Mayor: invocado contra la artritis y el reumatismo. Santiago fue uno de los doce apóstoles, de entre los que sería el primero en conocer el martirio, por voluntad de Herodes Agripa I. Sus restos fueron llevados a las costas de la Galicia, a un lugar llamado campus stellae, “campo de la estrella”. 

Se trata de Santiago de Compostela, uno de los tres principales destinos de peregrinación de toda la Cristiandad. 

-. San Roque de Montpellier: desde que hoy la peste ya no está extendida, el patronato de San Roque se ha traspasado a otras enfermedades, como la lepra, el cólera, el VIH y en general todas las enfermedades contagiosas. 

Fue el santo más invocado en la edad media, con motivo de las epidemias de peste, que azotaron a Europa durante siglos. Sigue siendo el patrón de los infectados, los apestados, los enfermos, pero también de los marginados, los viandantes, así como los trabajadores de la salud y los farmacéuticos. 

-. San Sebastián: para la peste y las epidemias en general.  

Fue un alto oficial del ejército imperial, que conoció el martirio de manos de sus propios soldados, quienes primero lo traspasaron con flechas y lanzas, por orden de Diocleciano, y luego, después de curado milagrosamente de sus heridas, lo azotaron hasta la muerte.  

Siempre querido por las Cofradías de la Misericordia, debe su culto a la fama de socorredor de las personas que sufren. 

-. Santa Rosalía de Palermo: vivió en Palermo en el siglo XII. Se dice que salvó a la ciudad de la peste que la azotó en 1624. Lo hizo a través de sus reliquias, que fueron llevadas a la ciudad, donde erradicaron la enfermedad. 

-. San Juan Bosco: epidemias. 

San Juan Bosco jugó un papel importante en la epidemia de cólera que estalló en Turín en 1854. Cuando nadie quería ayudar a los enfermos y transportarlos al Lazareto, Don Bosco reunió a sus muchachos y les prometió que, si ayudaban, ninguno de ellos saldría contagiado. Así fue... 

-. San José Moscati: epidemias. 

San José Moscati, apodado "el médico de los pobres", jugó un importante papel durante la epidemia de cólera que azotó a Nápoles en 1911. 

-. San Antonio Abad:  a lo largo de los siglos ha sido invocado contra la peste, como San Sebastián y San Roque. 

San Antonio Abad no es solamente protector de las mascotas, suya es la capacidad taumatúrgica de curar el «fuego de San Antonio», una forma muy grave de herpes. 

-. San Miguel Arcángel: se apareció al obispo de Monte Sant’Angelo, en Apulia, dándole instrucciones para erradicar la peste en 1656.  

Anteriormente, hizo algo similar en el año 590 ddC. 

-. La Virgen de la Salud: fue invocada por el gobierno de la República, durante la gran epidemia de peste bubónica que azotó a todo el norte de Italia entre 1630 y 1631,  con una procesión solemne de oración que duró tres días y tres noches. A las pocas semanas, la epidemia comenzó a amainar hasta desaparecer.

Desde entonces, los venecianos repiten todos los años la procesión, en honor de la Virgen de la Salud. 

-. San Blas de Sebaste: para los dolores de garganta y problemas respiratorios.  Fue médico. Por cuanto dije, se deduce que sea patrón de los otorrinolaringólogos. 

-. San Cristóbal Mártir: protege de la muerte repentina y de la peste. Sufrió la misma forma de martirio que San Sebastián, golpeado por flechas que, sin embargo y milagrosamente, rebotaban en su cuerpo.  

-. San Denis: dolores de cabeza y epilepsia.  

Fue Obispo de París.  Tras ser decapitado en Montmartre (traducido: monte de los mártires), cogió su cabeza y anduvo hacia el norte, hasta llegar al lugar, situado a 6 kms, en el que se levantó la catedral de San Denís, con la que nació el arte gótico, en la ciudad homónima. 

-. San Foutin: gran popularidad e intensa devoción la que despertó en su época el primer obispo de Lyon, quien subió a los altares por su milagrosa capacidad de curar la impotencia masculina, logrando la fertilidad de las mujeres. 
Las imágenes del santo tenían un orificio a la altura de los genitales, por el que se introducía una estaca labrada, en forma de miembro viril, del que las mujeres extraían virutas con las que hacían infusiones. Esta tradición continuó hasta bien entrado el siglo XVIII. 

 Otros 
-. San Ciriaco: epilepsia. 
-. San Erasmo: enfermedades intestinales. 
-. San Eustaquio: situaciones difíciles. 
-. San Jorge: enfermedades de los animales domésticos. 
-. San Gil: peste y epilepsia. 
-. Santa Margarita: partos. 
-. San Pantaleón: dolores de cabeza y tisis. 
-. San Drogón: depresión. 
-. San María Rafael Arnáiz Barón: diabetes. 
-. San Timoteo: enfermedades del estómago. 
-. San Conrado de Piacenza: hernias. 
-. San Fiacrio: hemorroides.

-. San Acacio: dolores de cabeza. 

-. Santa Bárbara: fiebre y muerte súbita. 

-. San Liborio de Le Mans: cálculos renales.

-. San Andrés: convulsiones.

-. Santa Isabel de Hungría: dolor de muelas.

La dama de la lámpara

 

Florence Nightingale nació en Florencia, ciudad que le prestaría el nombre. Fue la menor de las dos hijas de un aristócrata matrimonio británico, por lo que, de vuelta a Inglaterra, Florence recibiría la estricta educación que correspondía a su condición. 

Cuando se acercó a la edad de resultar casadera, en época en la que los matrimonios perseguían fundamentalmente la conveniencia, Florence sufrió una fuerte depresión motivada por la presión social del momento, que le llevaría a aislarse durante años, algo que ella, más tarde, interpretaría como un "llamamiento de Dios". 

En 1844 anunció su intención de dedicarse a la enfermería, una profesión que, antaño, no exigía preparación y que configuraba sus actuaciones con la asistencia a ancianos, huérfanos, heridos, enfermos... Su formación fue autodidacta, enriquecida por sus constantes viajes a Europa, en los que visitó no pocos centros sanitarios. 

De 1853 a 1856 tuvo lugar la guerra de Crimea, un conflicto en el que se sucedieron las enfermedades (tifus, cólera, disentería...) que diezmaron a los ejércitos. La mayoría de los muertos eran víctimas de los deficientes tratamientos sanitarios. En 1854 Florence y un equipo de 38 enfermeras voluntarias, entrenadas personalmente por ella, partieron al corazón de la guerra. Florence supervisó personalmente la limpieza y ventilación del precario hospital, la higiene de los pacientes, el cambiarles las sábanas o prepararles comidas sanas, contribuyendo, con tales medidas, a un llamativo descenso de la mortalidad.  Tal es así que The Times diría de ella: "Sin exageración alguna es un ángel guardián. Cuando cae la noche, puede vérsela sola, con una pequeña lámpara en la mano, efectuando sus solitarias rondas". 

En 1856, poco antes del final de la guerra, Florence enfermó de fiebres tifoideas. Poco después, en 1860 y gracias a su intercesión ante la reina, se funda la Escuela de Adiestramiento de Enfermeras en el Hospital St. Thomas, bajo dirección de Florence. En 1883, volvemos a hablar de la reina Victoria, quien le otorgaría la Real Cruz Roja, un galardón que Eduardo VII completaría con la Orden del Mérito, que se entregaba por vez primera a una mujer, en 1907. En 1908 recibió las llaves de la ciudad de Londres, con el nombramiento de "Guardiana y Protectora de la Salud". 

Al poco, la dama de la lámpara falleció una noche mientras dormía. Desde 1965, cada 12 de mayo se homenajea a toda la profesión, coincidiendo con el día en que nació esta mujer, que sentó las bases de la moderna enfermería tal y como actualmente la conocemos.

Tetrapléjicos: avanzando

 

En estos días de mayo de 2023 pudimos leer el siguiente titular en los distintos medios:  

"Gert Jan, el paciente holandés

con tetraplejia que ha vuelto

a caminar, por un implante que

'une' su cerebro y su médula".

En la primera fotografía lo vemos caminando, paso a paso, tras tan largo tiempo, que hasta había olvidado el como vino haciéndolo antaño, antes de que, hace ahora unos 12 años, perdiese la movilidad tras un accidente de bicicleta.

La tecnología avanza y, cuando esto resulta posible, viene a sumarse a cuanto pueda contribuir a proporcionar una mayor confianza y autoestima, a mejorar las condiciones  de vida de estos pacientes, pero, por cuanto vemos en la imagen de la derecha, las bases de los dispositivos no parecen diferir mucho de las de antes... 

 

Dejé la Coca Cola

 

Entró en la consulta de esta guisa:

-. Buenos días doctor, en principio he venido para pedirle un análisis, a ver como tengo los Triglicéridos…

Tras buscar y analizar sus analíticas anteriores:

-. Sí, ya veo… Los tenía Ud. francamente altos, aunque observo que en la última analítica había conseguido disminuirlos drásticamente.

-. Claro, es que yo antes bebía varios litros de Coca Cola al día, pero dejé de hacerlo.

Mientras observaba la camiseta que el paciente llevaba, no pude evitar el preguntar, desde mi tono más bromista:

-. ¿No se pasaría Ud. a Pepsi, verdad?