miércoles, 29 de diciembre de 2021

¿Jugar a ser médico?

 

En los tiempos que corren, la profesión de médico no es precisamente una de las que pudieran considerarse más ventajosas, aunque esto dependería muy mucho del lugar donde la ejercieses.

Es el caso del nuestro, en el que a diario hemos de lidiar con situaciones que, por cronificadas, le confieren a la labor un regusto amargo.
-. Con sueldos que no compensan la responsabilidad, ni tampoco el esfuerzo. España sería, actualmente, uno de los países que peor remunera a sus sanitarios, en el contexto de la unión europea.
-. Precariedad contractual.
-. Brutal sobrecarga de trabajo
-. La peligrosidad y el estrés que supone el escaso tiempo del que se dispone, para atender a cada paciente.
-. El deficitario número de profesionales, por cierto, en aumento, que obliga al médico a asumir, a mayores de un cupo ya sobredimensionado, los de otros médicos ausentes, que no pueden ser reemplazados.
-. Nula protección: sirva el ejemplo de saber, que, durante la Pandemia, nuestro gobierno no quiso declarar esta enfermedad como accidente laboral, en los casos en que los afectados fuesen sanitarios. Hasta la OMS hubo de intervenir.
-. Nulas ventajas sociales: apenas se propicia la conciliación de la vida laboral con la familiar; de entre todos mis amigos, seré yo, con toda probabilidad, el que más tarde podrá jubilarse…
-. Para colmo, a todos estos males, aunque también a otros, se les vino a sumar la inadecuada praxis de algunos políticos que, para protegerse de sus endémicos errores de gestión, pretenden utilizarnos a modo de parapetos, proyectando la furia del personal hacia nosotros. Sirvan, a modo de ejemplo y en ese sentido, las recientes declaraciones de la presidenta Ayuso, hablando de boicot, por parte de la atención primaria, precisamente cuando lidiaba con la parte más exigente de la Pandemia, que le llevó al borde del colapso.

Todo esto quizá pueda explicar que pasásemos de los aplausos en los balcones, de principios del 2020, a, en el mejor de los casos, los desapegos, las críticas y calumnias que han caracterizado a la segunda mitad de esta pandemia, que, ya os digo, no se justifican en absoluto en la dejación, como tampoco en la relajación del desempeño de nuestros cometidos, más al contrario.

No puedo negar mi pesar, aún menos mi sorpresa: fue tanta como la que me dominó al encontrar esta imagen en las redes: la de un juguete infantil para jugar a ser médicos, en el que se alternan elementos propios de la profesión, con otros de carácter más "defensivo".



viernes, 24 de diciembre de 2021

Anécdotas prenavideñas

 


Los test para la cena
En estos días en que, por el incremento de la demanda que suponen la variante Ómicron, los catarros propios de la temporada y la celebración de fiestas navideñas, las carencias de test antigénicos constituyen norma, comprobamos que todo este argumentario fue como levadura para el pan, a la hora de potenciar la picaresca que caracterizará siempre a este país nuestro, y que no habrá de perdonar al día a día de nuestro centro de salud. 

No son pocos, por ejemplo, los pacientes que ayer, incluso anteayer, nos visitaron simulando síntomas (cefaleas, distermia, sudoración nocturna, tos…), con el único objetivo de conseguir un test rápido, con el que justificar la tranquilidad que requiere una cena como la de nochebuena. 

Incluso a uno tuvimos que, quizá por su mayor inocencia o quizá no, se presentó preguntando: 
-. ¿Es aquí donde hacen los test para la cena? 

Las fiestas de los positivos 
Ayer, llamando a los pacientes para comunicarles los resultados de las pruebas diagnósticas, relacionadas con la Covid-19, a las que les habíamos sometido previamente: 
-. Hola, buenas tardes, le llamo desde el Centro de Salud, pregunto por Amparo… ¿?, soy su médico… 
-. Es mi madre, Doctor, vive aquí con nosotros, ahora está durmiendo. Dígame a mí, que ella está muy mal y apenas entiende. 
-. Es para comunicarle el resultado del PCR que le hemos hecho ayer… 
-. Sí, sí, diga ¿? 
-. Es positivo. 
-. ¡Bien! 
-. ¿Bien? 
-. Sí, es que mi marido y yo también somos positivos, ¡así podremos pasar la nochebuena todos juntos!... 

Más tarde supe, a través de las redes sociales, que en estos días se organizan “fiestas de los positivos” en las que, quienes están infectados por el coronavirus, quedan para no cenar solos en días tan señalados en los que, por las circunstancias que impone la crisis biológica que soportamos, la soledad será compañera de muchos… 




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