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Las conquistas de Watson allanaron el camino para que los científicos desentrañaran los mecanismos de la herencia genética y la síntesis de proteínas por las células. Las terapias génicas, la secuenciación del genoma humano y el desarrollo de anticuerpos monoclonales para el tratamiento del cáncer son avances que no habrían sido posibles sin sus aportaciones.
Watson y Francis Crick trabajaban juntos en la Universidad de Cambridge. Pocos años después de conocerse, Watson apenas había cumplidos los 25, resolvieron la estructura del ADN, publicando en 1953 el que hoy se considera un artículo fundamental de la revista Nature, titulado «Una estructura para el ácido desoxirribonucleico».
Sin embargo, estos hallazgos se vieron envueltos en controversia: Watson y Crick describieron esta compleja estructura con la ayuda de datos e ideas de Rosalind Franklin y Maurice Wilkins, quienes, en aquel entonces trabajaban en el King’s College de Londres. Algunos de estos datos se compartieron sin el permiso de Franklin.
Tras el descubrimiento, Watson fue especialmente duro con Franklin y desdeñó el papel de la mujer en la ciencia en general. En un libro superventas llegó incluso a criticar la apariencia de Franklin. Los colegas cercanos a Watson han tenido que lidiar durante mucho tiempo con su legado contradictorio o con su retórica, un tanto racista, cuando no antisemitas o machista.
En ese momento, aún trabajaba en el Laboratorio Cold Spring Harbor, contribuyendo, bajo su dirección, a convertirlo en una institución científica de gran prestigio. Sin embargo, fue destituido de sus cargos directivos en el laboratorio, por sus declaraciones sobre raza y la inteligencia.

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