Dicho popular en azulejo |
El dicho de la foto se remonta a la España inmediatamente posterior a la de la dictadura de Franco, época en la que los médicos recibían una consideración que poco o nada tiene que ver a la que deben de tener actualmente, aunque no resulte necesario intentar encasillar la que aquí se refleja en un momento concreto y puntual: son lamentablemente muchos los andenes de la historia en que se aproximó la figura del galeno a la de aquel que albergaba -con sus errores- la capacidad de llevarnos hasta el cementerio, ó cuando menos -y con sus lagunas- la de no poder evitar que fuésemos.
El que nuestras Consultas, todas nuestras Consultas y Consultorios, Centros de Salud, listas de espera de Hospitales, etc., se encuentren cada día más abarrotados me hace pensar que si alguna vez merecimos el calificativo de "matasanos", como colectivo y más allá de la sátira, la creciente demanda parece demostrar que ya hemos conseguido hacernos perdonar y sacudirnos el sambenito a base de mejoras, dedicación y empeño.
El grado de ocupación de los distintos tanatorios, cementerios y camposantos parece apuntar, mal que nos pese y sin embargo, en una dirección absolutamente distinta...
Sea como fuere el aforismo tiene algo de pirámide invertida en la que a medida que vas leyendo parecen aumentar, con el número de víctimas, los motivos para merecer el adjetivo de malvado junto con otras formas de desprecio, por parte del protagonista de la línea. En nuestro caso: el sabernos en noveno lugar y tan cerca de los políticos no constituye, en estos momentos como tampoco en otros, motivo alguno de satisfacción para nadie.
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