martes, 7 de febrero de 2012

Radiografia de la fidelidad

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Hay amores cuyo plazo de caducidad queda establecido mucho más allá del momento en que la muerte decide separarles, como el de la tan interesante como bella historia que ilustra la imagen con la que abrimos este post.

El 8 de noviembre de 1895 el físico alemán Wilhelm Conrad Röntgen descubría los Rayos X, como consecuencia y resultado de sus estudios con los tubos de Hittorff-Crookes y la bobina de Ruhmkorff. Durante las semanas siguientes a su hallazgo estuvo analizando minuciosamente las características de estas nuevas emisiones, comprobando su capacidad para atravesar objetos, incluso la de velar unas placas fotográficas que se hallaban -debidamente guardadas- en algún cajón de su laboratorio.

Pasó algún tiempo reproduciendo estas observaciones, para lo que se valió de diferentes objetos, hasta que el día 22 de diciembre -de aquél mismo año- decidiese hacer la primera prueba con humanos y le pidiera a su esposa Anna Bertha que apoyase la mano sobre la placa. El resultado fue sorprendente: en la primera radiografía de la historia podían verse los distintos huesos de la mano izquierda y en uno de los dedos, como flotando, su alianza matrimonial.

El 28 de diciembre Röntgen dio a conocer a la comunidad científica su descubrimiento, los que él mismo denominó Rayos X y por los que nunca quiso, a pesar de no ser hombre de holgada economía, cobrar derecho ni premio alguno. Por su enorme utilidad, aunque también por este motivo, los Rayos X no tardaron en ser populares en todos los rincones del mundo.

Wilhelm y Bertha disfrutaron de una larga vida, juntos... No podía ser de otro modo. 

Para más información sobre el tema pueden ver este vídeo.



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