domingo, 24 de agosto de 2014

La impronta de las raíces




Don Antonio es un pediatra tan riguroso en el ejercicio de su profesión como querido y apreciado por todo el mundo, en la comarca en la que ya viene ejerciendo su labor desde hace años.

Con la llegada de cada nuevo niño a su cupo, las más de las veces son neonatos, gusta de explorarlos concienzudamente, calibrando sus diferentes estados de salud y buscando detectar, caso de que existiera y a la mayor celeridad, el más mínimo de los problemas.

A la hora de examinar a un niño todos somos de la opinión de que el momento más llamativo es el de la exploración de sus reflejos; uno de ellos, "el de la Marcha Automática", resulta casi espectacular: al desplazarle erguido sobre una superficie horizontal mueve las piernas como para conseguir andar. Don Antonio suele explorar este reflejo mientras canta:

Las muñecas de famosa se dirigen al Portal 
Para hacer llegar al niño su cariño y su amistad.
Y Jesús en el pesebre sonríe porque está alegre...

Ya alcanzaréis a imaginarlo; en ese momento los ojos de los padres suelen brillar de alegría, al ver a su retoño dar "los primeros pasos"....

Sin embargo, aquél día -hace ahora mucho tiempo- el niño no se movía, no debía sentirse muy motivado en eso de acompañar a las muñecas hasta el Portal... Don Antonio probó varias veces sin éxito, hasta que decidió cantar otra canción, que había aprendido durante sus años de ejercicio profesional en el extranjero:

Un kilomètre à pied, ça use, ça use
Un kilomètre à pied, ça use les souliers...
Deux kilomètres à pied, ça use, ça use
Deux kilomètres à pied, ça use les souliers...


Y... ¡Oh sorpresa!... ¡El niño no sólo anduvo, podría decirse que corrió al ritmo de esta nueva tonadilla!

La madre, al verlo, se apresuró a aclarar lo sucedido:
-. ¡Claaaaro!... ¡Es que el padre es francés!



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