La historia del Dr. John Langdon Down (1828-1896) es la de un médico victoriano que no sólo cedió su nombre al síndrome de Down, sino que revolucionó el trato hacia las personas con discapacidad intelectual, en general. Su enfoque humanista y sus métodos innovadores lo convirtieron en un pionero en la medicina social.
A la edad de 30 años, Down fue nombrado director médico del Asilo para Retrasados Mentales de Earlswood. En una época donde estas instituciones eran lugares de castigos, deficiente higiene y terribles condiciones, Down fue capaz de ver dignidad donde otros solo veían incapacidad.
Con él y esa visión, llegaron los cambios...
Humanización del trato: prohibió los castigos físicos y contrató personal competente y profesional, buscando la empatía.
Mejoras físicas: implementó una estricta higiene y mejoró las instalaciones.
Educación y terapia: fue precursor de lo que hoy conocemos como terapias de juego, ocupacional y del lenguaje. Aportó juegos, entretenimiento, y llegó a construir un teatro para sus pacientes, fomentando la música y las artes.
Habilidades prácticas: les enseñó actividades como jardinería y equitación, promoviendo su desarrollo integral.
En 1866, Down publicó un estudio en el que describió por primera vez las características físicas y conductuales comunes en un grupo de sus pacientes. A esta condición la llamó inicialmente "tipo mongoloide", influenciado por las ideas de Darwin. Esta denominación fue posteriormente abandonada por considerarse ofensiva, reemplazándose por la de "síndrome de Down".
Entre estas características hablaba del déficit intelectual, de la macroglosia (lengua grande), de los ojos achinados, propios de esta enfermedad y entre otras observaciones...
En 1868, el Dr. Down llevó su visión más allá. Compró una mansión llamada Normansfield y la convirtió en el primer hogar digno diseñado específicamente para personas con síndrome de Down. Continuó aplicando su enfoque en el desarrollo personal, el de las artes y la dignidad. Este lugar sigue vivo hoy como el Centro Langdon Down, un testimonio duradero de su legado.
Down, un clínico extraordinario, también describió signos de otras condiciones como el síndrome de Prader-Willi o la distrofia muscular. Aunque su trabajo no se limitó a clasificar condiciones, sino que dignificó y mejoró las vidas de innumerables personas con discapacidad intelectual.
Sirva añadir que sus hijos continuaron con la tradición y la gestión de la institución describiendo, uno de ellos, el pliegue palmar, tan característico de esta enfermedad. Para terminar y a modo de curiosidad: uno de los nietos del Dr. Down nació con la enfermedad que con anterioridad y tan magistralmente había descrito su abuelo.
El vídeo ofrece un breve resumen de lo que fue la vida de este gigante de la medicina social.

 
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