Japón ha sido siempre uno de los países del mundo con mayor número de fumadores. Una encuesta publicada recientemente por la tercera productora mundial, Japan Tobacco Inc., pone de manifiesto que en 2.010 se cumplirán 15 años consecutivos de descenso en las estadísticas de recuento de la población adicta.
En 1.966 el 44,9% de los japoneses eran fumadores; hoy -44 años más tarde- constituyen el 23,9%. Según opinión de los expertos este decremento encontraría sus causas en una mejor educación y en el mayor conocimiento de los riesgos.
Qué duda cabe que esas medidas han sido eficaces, aunque no creo que sean suficientes para justificar, por sí mismas, tan buenos resultados... En mi consideración habríamos de añadir las limitaciones y las prohibiciones, muy parecidas a las nuestras, y esa peculiar forma del ser japonés que tiende a adoptar cualquier campaña, con un frikismo desmedido, como si de algo religioso se tratase.
Sirvan, a modo de ilustración de su particular forma de abrazar esta tendencia:
1-. la Smoker Bell de la fotografía con la que abrimos el post
2-. el Cenicero Gruñón, que tose y gruñe cuando lo usas y le arrojas cenizas
3-. las máquinas expendedoras de cigarrillos con sistema de reconocimiento de rostros, que evitan la venta a los menores de edad.
4-. las que solo funcionan con tarjetas electrónicas recargables...
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