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Alguna vez hay noticias que sacuden el fecundo mundo de la actualidad médica, y pocas veces mejor empleado el calificativo como esta semana... Leíamos, en los medios...
Allá por los años 40 el matrimonio formado por Bertold Weisner y Marie Barton fundaron esa típica clínica de reproducción asistida que, según anunciaba, seleccionaba y utilizaba el semen de donantes que destacaban por su inteligencia, salud, imagen y recorrido social...
Ahora, dos de los niños que surgieron de los encargos realizados a aquella clínica, que ya no lo son tanto: el abogado londinense David Gollancz y el documentalista canadiense Barry Stevens, tras investigar al centro y realizar sendos análisis de ADN, han llegado a la conclusión y demostrado que son hijos del propio Weisner, el dueño de la clínica, quien probablemente empujado por la escasez de donantes de la época, podría ser el padre biológico de unas 600 criaturas.
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