. |
La situación por la que pasa el colectivo médico desde hace años, y que se ha visto recrudecida por los más recientes recortes, ha motivado la indignación y el "harto ya de estar harto", que impregna los distintos foros de la profesión. Esta semana, en una de las listas de correos a las que me asomo, la que configura la Plataforma de Jóvenes Médicos Precarios, he recibido este mail...
"Hola a todos. Soy radiólogo, tengo 33 años y aún me considero joven, motivo por el cual me uno a vuestra lucha. Os escribo desde Andalucía, en el que cómo veréis, las cosas tampoco andan bien. Abajo, adjunto una carta que escribí a amigos y compañeros médicos hace unas semanas.
Es una reflexión personal ante muchos acontecimientos (presentes y pasados) vividos. Nada más. En otra ocasión, trataré de explicar en qué consisten los contratos del 70% que se están ofreciendo (no sé si son exclusivos de Andalucía o no). Trabajas el 100% pero te pagan el 70%. Así de simple."
MIEDO
Era el verano de 1998 habiendo finalizado el tercer curso de Medicina. Bata blanca, vaqueros azules y flamante fonendo marca Littmann al cuello. Decidí hacer prácticas voluntarias en el hospital de Jaén para tomar contacto con la práctica clínica. Yo no tenía familiares ni conocidos médicos como otros compañeros, por lo que mi estancia allí dependía de que algún internista me quisiese acoger para acompañarle durante unas semanas.
Recuerdo el momento en que me presenté a un grupo de médicos que salían de una sesión clínica, y les transmití mis intenciones. Tras hacerlo, entendí cómo se debe sentir aquel que pide en la calle y nota cómo los viandantes le sortean. Me quedé plantado en el pasillo, tratando de asimilar que mi aventura de prácticas al menos en aquel hospital, había terminado sin ni siquiera haberse iniciado. Pero cuando salía de la planta, alguien que observaba la escena desde la distancia y al que probablemente dí lástima, me llamó desde lo lejos animándome a pegarme a él. Era un residente de último año de Medicina Interna. Su nombre, Antonio Martín. Nunca olvidaré aquel momento ni a aquella persona, que a la larga marcaría mi vida profesional cómo ningún otro profesor ni médico haría en los posteriores años.
Y es que a parte de lo mucho que me enseñó de Medicina, me dijo algo que influyó en mi posterior devenir. “Cuando seas residente, habrá muchos adjuntos que te faltarán al respeto, te humillarán y te tratarán cómo si fueses la mayor escoria del hospital. Ten presente cuando eso ocurra, que estarás dónde estás por tus méritos propios, tras superar una larga carrera y una oposición, y que eres tan médico cómo ellos. No lo olvides.” Nunca lo olvidé. Por supuesto tampoco cuando yo pasé a ser adjunto.
Cuatro años en el Buque Insignia del SAS (cómo les gustaba llamar al Hospital Virgen del Rocío a los gestores y mandamases que allí habitaban) me curtieron como jamás hubiera imaginado, siempre teniendo presente aquel consejo. Sería largo y motivo de otra carta el enumerar todas y cada una de las vicisitudes que viví en aquellos cuatro años, y que seguro que sorprenderían a más de uno. Pero por estar relacionado con la reflexión de hoy, me gustaría recordar a aquella mayoría de Residentes que se quedaba los salientes de guardia (en lugar de irse a descansar tras 24 horas en el hospital) arrastrándose por las paredes del hospital con peor cara que los pacientes que vieron el día anterior, por el simple hecho de no quedar mal ante los adjuntos con los que rotaban. Porque en el fondo, lo que imperaba en mi Servicio era una disciplina cuasi militar en la que el Jefe de Servicio estaba arriba y los residentes de primer año en el subsuelo.
Nuestro “comandante”, el Dr. Medrano era un personaje grotesco, que mascaba constantemente con la boca abierta chicle como si de una burra se tratase, y que no dudaba en gritar o intimidar a sus residentes, de los cuales por cierto no conocía ni el nombre tras más de un año. Un pésimo radiólogo transformado en político-gestor, que creía que aquello era su cortijo y nosotros sus mozos de cuadra. Explotación, intimidación, coacción y amenazas, eran los instrumentos que no dudó en usar contra “sus” residentes. A la primera de cambio y como suele ocurrir en estos casos, la gran mayoría claudicó sin ni siquiera luchar lo más mínimo.
Claro. La mayoría de mis compañeros probablemente no habían recibido el consejo que yo recibí cuando aún era estudiante. Imagino que no sabían que hasta ellos, putos residentes, tenían dignidad. No es necesario que relate cómo fueron los dos ultimos años en un ambiente como aquel. Sobre todo el último, cuando mi gran amigo Ernesto terminó la residencia y marchó a Escocia a trabajar.
Siempre se ha dicho que las situaciones tan adversas o te destruyen o te hacen más fuerte. Desde entonces siempre he tenido problemas con el poder establecido, pero no por puro acto de rebeldía sino porque el poder que he conocido es corrupto y sobre todo tremendamente injusto.
Hoy, es un día triste. Una década después, todo sigue igual que entonces, sólo que los residentes de entonces tienen canas, calvas e hijos. Pero esta vez el protagonista de la historia no soy yo sino mi mujer.
Hoy, es un día triste. Una década después, todo sigue igual que entonces, sólo que los residentes de entonces tienen canas, calvas e hijos. Pero esta vez el protagonista de la historia no soy yo sino mi mujer.
Recientemente el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, dictó una sentencia que creaba jurisprudencia, y en la que se reconocía el derecho a los médicos a descansar al menos 36 horas seguidas en un periodo de 14 días. Mi mujer entregó un documento editado por el Colegio de Médicos en el que anunciaba acogerse a ese derecho. Las consecuencias de hacer uso de un Derecho, la han llevado a sufrir la coacción de un buen número de los médicos de su centro, que han optado libremente por no acogerse al mismo (como hacían aquellos residentes con ojeras los salientes) y sobre todo las amenazas del Distrito Sanitario de Jaén, en concreto de su Director Gerente (un tal Eduardo Sánchez). Este individuo sin duda de la misma escuela que aquel abominable mascador de chicle, no tuvo ni siquiera a bien atenderme hoy 5 minutos sabiendo que me desplacé 120 km expresamente para hablar con él. Una vez más la administración corrupta se comporta como un grupo Mafioso.
¿Por qué los politicuchos de turno nos hablan de Igualdad y del Día de a Mujer si a mi mujer no la renovaron al enterarse de que estaba embarazada? ¿Por qué escogen los contratos a dedo saltándose la Bolsa Única del SAS? ¿Por qué aceptamos que nos contraten de lunes a viernes para no pagarnos el fin de semana? ¿Por qué aceptamos los contratos de 60% y 70% en los que te pagan un 40% menos por hacer el mismo trabajo? ¿Por qué he tardado 2 meses insistiendo casi a diario, para que aceptasen que tenían que darme los días de permiso que me correspondían para el cuidado de mi hijo, si la ley era muy clara?
Conozco de cerca el caso de un servicio del Hospital Macarena, en el que a las mujeres se les amenazaba abiertamente con no renovarlas si se quedaban embarazadas. La primera que se preñe, será la primera en salir.
Un día mi amigo Rafa (Médico de Familia) nos dijo con tono serio algo que no se me va de la cabeza. “Con Silverio tienes que llevarte bien si quieres que te llame para ofrecerte un contrato”. Yo no daba crédito. ¿Sabéis quién es este individuo? Es un administrativo del Distrito Sanitario de Jaén. Claro, lógico. Parezco tonto o es que no me quiero enterar de las cosas. Hemos estudiado 6 años de carrera más una oposición más una residencia de cuatro años, para que mi futuro dependa de cómo me lleve con el administrativo que “da“ los contratos. De hecho este cretino bromea de vez en cuando con lindezas como “A ver si no te voy a llamar”. Teniendo en cuenta para el que no lo sepa, que las contrataciones se hacen en teoría, utilizando estrictamente la bolsa de trabajo…¿Cómo podemos aceptar algo así?
La administración del SAS, al igual que la de otras comunidades, está podrida amigos. Primero nos precarizan para después explotarnos bajo la amenaza de la no renovación. Si te coges la lactancia no te renuevan. Si te quedas embarazada, tampoco. Si me conviene me salto la bolsa y contrato a dedo. Si te quieres acoger a tu derecho de descanso tras la guardia, te cambio el contrato sobre la marcha a uno con peores condiciones y además no te renuevo. Para colmo, la desvergüenza e impunidad, les lleva a decirte que si no te gusta, que los denuncies, conscientes de que casi nadie lo hará y de que en el caso de que lo hagas, el proceso durará años. Todo esto lo ha sufrido mi mujer en menos de un año de trabajo en diferentes distritos y centros públicos de la provincia. Es sólo un ejemplo de lo que está ocurriendo a gran escala. Lo que ocurre es que nadie se atreve a levantar la voz.
Escogimos una profesión maravillosa, que nos permite cada día realizarnos como personas ayudando a los demás. Debo decir que entré en la carrera por casualidad y no por vocación, pero que sin duda volvería a hacerla de nuevo pues ha sido una de las experiencias más apasionantes (La ciencia médica) que he tenido ocasión de vivir.
Conseguimos acceder a Medicina. Estudiamos una larga carrera de 6 años sufriendo como sabeis bien, la arbitrariedad de déspotas catedráticos. Por aquel entonces, ellos eran el motivo de nuestro temor. Después llegó el miedo al examen MIR. Ya nadie quería ser médico. Quería ser Especialista en Cirugía Cardiovascular, y si no, no quería ser nada y estaría dispuesto a repetir el MIR pues era un fracaso. Llegué a conocer a una chica cuya vocación parecía de repente ser Radióloga subespecializada en Radiología Vascular e Intervencionista. Entonces el miedo eran los demás que se examinaban. Tras eso en la residencia el miedo lo encarnaron los adjuntos y el jefe de Servicio por el temor a que no los contrataran al terminar la formación. Después, el miedo al Director del Centro de Salud, o del hospital, o el miedo al Distrito. O peor aún, el miedo a Silverio, el administrativo al que sin duda le debemos nuestro puesto de trabajo.
¿Cuándo dejaremos de tener miedo compañeros? Algunos ya hace tiempo que dejamos de tenerlo. Y cuando lo pierdes, sólo tienes un problema. Ya jamás sabrás hasta dónde eres capaz de llegar por lo que piensas que es justo.
Eso es hablar claro...Por qué tenemos siempre miedo a los que están por encima en el poder?acaso no son personas igual que nosotros??acaso no dependen de todo el gremio médico para llevar a cabo la asistencia pública sanitaria?? Acaso no nos quejamos diariamente de nuestra situación: contratos precarios, injustos, chantajes o palabras a medias...guardias de 24horas!!!! quién trabaja 24 horas seguidas y se calla?? La unión hace la fuerza, ellos son los que deberían tener miedo a que dejáramos de hacer nuestro trabajo, porque somos nosotros quien saca esto adelane.
ResponderEliminarDe acuerdo con todo. Con dos diferencias. Primera, que soy mucho más viejo. Tengo 47 años. Pertenezco al "buque insignia" y tengo plaza. Sé de quiénes me hablas, les pongo la cara. Y, lo mejor, sé que caras de ángeles ponen cuando hablan para los superiores o los consejeros. Otra diferencia, yo ya no tengo miedo. Y tú tampoco lo tienes, al escribir lo que escribes. Enhorabuena. Yo de todo esto he hecho una novela. Me ha servido de terapia. Ahí va, por si interesa: http://www.bubok.es/libro/detalles/197444/KOL-Lider-de-Opinion. Última diferencia: tú sin dudas volverías a estudiar Medicina. Yo, de ello mis dudas tengo. Visto lo visto y lo que me queda por ver, si hubiera túnel del tiempo y volver pudiera al 82, elegiría otra cosa. Silverio, sí. Querría ser Silverio. No sería tan borde, porque no está en mí serlo. Pero ganaría poco menos. Y por la tarde haría chapús de fontanero. Por supuesto, cobrados en negro. Esta vida es una pistola con una sola bala. Te permite un sólo disparo en una habitación cerrada. Y tras varios rebotes, siempre alcanza al que dispara. Mala profesión escogiste, chico; esconde la cabeza y aguanta.
ResponderEliminarAh! Se me olvidaba... Mis reflexiones sobre el particular están contenidas en mi entrada de blog: http://tontosantajusta.blogspot.com.es/2012/03/errores-que-he-cometido.html
ResponderEliminarDesengáñate! Nada va a cambiar en esta tierra. Sólo te cabe el ajo, agua y la resina - a joderte, aguantarte y resignarte - o maleta, CV y pasaporte, como tu amigo el de Escocia. Tú mismo. Yo voy para viejo y tengo muchas ataduras.
Otro enlace de interés: http://tontosantajusta.blogspot.com.es/2011/02/las-alternativas-al-copago.html
Buenas, he llegado a este foro por casualidad. Tengo que decir que no soy médico, pero mi padre sí, y es uno de esos, de los pocos, que nunca ha tenido miedo a exigir sus derechos. Tengo 26 años y desde pequeño he estado escuchándole quejarse por la impostura de los altos cargos y por la postura de sus compañeros. Ahora soy abogado, seguramente animado por esa injusticia que rodea a quiénes no se acobardan y defienden, simplemente, lo que es suyo. No obstante, desde chico le dije lo que aún mantengo: "Tenéis lo que os merecéis", porque al igual que estamos el resto de ciudadanos, si callamos y obedecemos porque el sistema es así, y porque ojalá tuviese yo el puesto de ese gañán... no podemos quejarnos de cómo se comportan esos indignos. Tenéis la profesión más bonita y poderosa. Si estuvierais unidos, no se os podría hacer frente. Cuando seais conscientes de ellos y dejéis la comodidad y el conformismo a un lado, obtendréis lo que os mereceis. Un abrazo y ánimo.
EliminarY si esto es así para vosotros,¿qué esperanza nos queda a los nuevos residentes? En muchos hospitales andaluces ya ni si quiera se están cubriendo las jubilaciones con nuevos contratos, las renovaciones están supeditadas a quién es el jefe de servicio ahora, nadie te asegura un trabajo al acabar la residencia e incluso después, en cualquier momento, puedes encontrarte con que no te renuevan...
ResponderEliminarNo es que queramos irnos al extranjero, es que nos están invitando "amablemente" a que lo hagamos.
Pues bien, yo no soy médico, en realidad pertenezco al grupo de los usuarios de la sanidad. Muchas veces he agradecido a médicos y sanitarios que me han atendido, Su profesionalidad y trato en mis largas estancias hospitalarias, en las intervenciones quirúrgicas. Lo he hecho de palabra y también por escrito. Leer la carta que aquí se pública hace que aún os admire más. Resulta que además de las interminables jornadas en el hospital también intentan presionaros utilizando el miedo. Ahora entiendo algunas actitudes que sobretodo en el último año he podido ver y que me han parecido fuera de lugar.
ResponderEliminarQuiero con este comentario haceros llegar a través de mi, el respeto, admiración y cariño que todos los usuarios deberíamos trasmitiros mucho más a menudo y pediros que no tireis la toalla que griteis que no tenéis miedo y que entre todos podemos hacer de la sanidad pública un servicio del,que podamos sentirnos orgullosos, a pesar de los humilladores mascadores de chicle y de todos los administrativos hijos de su madre que os podías encontrar.
Gracias
Alicia Conejero (Barcelona)
Hola me ha encantado la carta me siento identificada totalmente y espero q poco a poco el colectivo medico vaya despertando de su letargo y deje de estar paralizado por el miedo y luche por sus derechos !!! Gracias por compartir tu experiencia . Un saludo .
ResponderEliminarA mí también me ha gustado tu carta y mucho, aunque soy algo mayor que tú, sin plaza, interina, y sin visos de tenerla, médico de familia asturiana , no hace nada examen OPE, tomadura pelo total, eso nuestros propios compañeros, esos que "teníamos" como baluartes de la Medicina de Familia Asturiana. Es lo que desanima de esta profesión tus propios iguales disfrutan tirando por tierra todas tus ilusiones y todo tu esfuerzo (y de paso el de ellos mismos). Pero bueno no todos son así y siempre hay gente con profesionalidad e inquietudes que van más alla de humillar al de al lado. Ánimo e lusión por la profesión es lo que diferencia del resto. Y como tú bien reflejas, portarse humanamente con la gente que empieza e intercambiar con ellos la ilusión por nuesta profesión que al final ye lo que importa. lo que importa ye que a la gente se la elija por curriculum, capacidad y formación, méritos, aptitud profesional. Y eso se debería de demostrar cada día o al menos periódicamente. Finalmente creo que más bien ellos tendrían que tener miedo de nuestra ilusión y ganas, contra lo que creo no van a poder luchar.
ResponderEliminarLeo el texto desde Alemania donde, después de años de humillantes contratos de un día e insoportables administrativas que suplen insatisfacciones de su vida personal ejerciendo un poder arbitrario e infundado, voy recuperando mi dignidad profesional. Quizás a punto de conseguir el contrato más largo de mi carrera (más de 2 meses.... Uauuu!!), me doy cuenta de hasta que punto pude llegar a minusvalorar mi formación y mi trabajo tras 7 años trabajando para la Agencia Valenciana de Salud. Supongo que como yo, muchos médicos sobreviven gracias al feedback positivo de algún paciente agradecido, como Alicia, que da sentido a nuestro esfuerzo. Porque pocas veces nuestros colegas y muchos menos nuestros superiores valoran lo que hacemos. Como aquella famosa frase del jefe de nuestra área, ante la queja de la inseguridad de su contrato (es decir, de sus 22 contratos mensuales): "Si seguís exigiendo así, tendremos que contratar médicos polacos"... Pues, no ellos siguen haciendo contratos de mierda a los sustitutos (ahora ya ni siquiera eso, por lo que he oído)... Pero yo me he ido casi a Polinia a trabajar, donde quienes me contratan valoran mi trabajo.
ResponderEliminarQuiero sobretodo con este mensaje, resaltar que como los que estamos dentro bien sabemos, el sistema sanitario español se mantiene porque hay mucho médicos que son muy buenos, y trabajan mucho, a pesar de todas las dificultades, y creo que ahora más que nunca, hay que despertar de esa pasividad que nos caracteriza frente a los problemas de la administración y unirse para cambiar las cosas a mejor, y unirse a los pacientes, y exigir que sean los Silverios y Cristinas, los administrativos vagos y celadores cenadores los que se vayan a la calle, y que los gerente engominados con sus eternos sermones de esto no tiene remedio, se bajen a la sala, al campo de batalla, y sepan que es lo que hace falta para mantener una sanidad pública de calidad, en vez de hacer recortes aleatorios y populistas, cuyos efecto ni se han parado a valorar.
A las barricadas, colegas!!!!
Desde el extranjero escribo (si es posible que llegue). Dejé la residencia en el hospital General de Valencia cuando hacía segundo de Interna. Entre los motivos fue muy importante la percepción de inmobilidad, de que nada podría cambiar, de que a pesar de protestar (por el derecho al descanso y a la supervisión) con la ley en la mano, oidos sordos fue lo que encontré. Al final de una reunión con el director, éste me preguntó mi nombre y apellido y luego un adjunto me dijo que me olvidara de trabajar en el hospital cuando acabara la residencia. Fue un tiempo breve pero útil. Aprendí que el hábito no hace al monje.
ResponderEliminarItalia tiene muchos problemas pero el horizonte parece mejor también desde el punto de vista laboral. Personas ínfimas y esclavistas que dirigen servicios y hospitales como médicos desunidos existen aquí también, pero nos tratan con más respeto si ya somos adjuntos. Mejores contratos, más sueldo, más descanso. Ojalá que el fondo no esté muy abajo para que pronto se toque y se vaya para arriba, pues creo que muchos de los médicos españoles que están afuera regresarían encantados si allá mejorara un poco. ¿Cómo se lucha desde acá?
Gracias por el blog! Si ayuda a crear conciencia ya sirve mucho.
Me ha encantado leer todo esto. Como muchos de los que hablan, me siento identificada.
ResponderEliminarSiempre he dicho que los peores años de mi vida fueron los de la carrera y los del MIR. Y no porque no me gustara lo que estudiaba ni mi trabajo. Después estuve ejerciendo como Médica de Familia con contratos de lo más variopinto durante 6 años, intentando hacer las cosas lo mejor que podía, pero frecuentemente con la sensación de ir nadando contracorriente, y sintiéndome culpable cuando ejercía mis derechos (pero no podía evitar ejercerlos). Hace 3 años por fin conseguí mi sueño: dejar la Medicina.
Ahora me dedico a la docencia. También intentan machacarte, pero es otra historia, te dejan respirar (de momento).
Si volviera atrás, ¿estudiaría otra vez Medicina? No lo sé. La Medicina es bonita, es una profesión noble, pero han conseguido que yo la aborrezca.
Me ha encantado tu carta, me he sentido reflejada en muchos momentos. Pero tambien tengo que decir algo, nosotros mismos, los médicos, somos los que animamos al sistema corrupto a seguir siéndolo. No sé si pasa igual en todos los centros y provincias, pero en la mía, cuando el colectivo ha tenido que ponerse en huelga para luchar por unas mejores condiciones y porque no nos traten como dices, como escoria, sólo unos poquitos la hemos secundado. Si nuestra mayor herramienta de queja y sublevación no tiene éxito, ¿cómo vamos a conseguir que mejoren las cosas?. La huelga no ha sido secundada en mi centro de salud por mis compañeros médicos, en la mayoría de los casos por cuestiones económicas, no se dan cuenta de que van a perder mucho más dinero y derechos si siguen adelante los políticos y los gestores con sus planes. Es algo vergonzoso, pero nuestro colectivo debe ponerse las pilas para que podamos seguir ofreciendo una asistencia de calidad, para que sigamos creyendo en nuestra profesión y para que se den cuenta de que si nosotros no queremos, el sistema y el país no funciona, sería todo un caos. Siento haber ajado tu gran carta con un gran enfado, pero la impotencia cada día crece más, sobre todo viendo cómo todo se va al garete y cómo cada vez creo menos en las promesas del ser humano. Saludos.
ResponderEliminar