Las salas de espera de las Urgencias suelen ser lugares en los que confluye el dolor, la espera tensa o el drama, aunque en puntuales y contadas ocasiones pueden llegar a ser muy divertidos.
Eso fue lo que ocurrió durante la última guardia, en la que alguien pudo estar tentado de pensar que se había convocado al personal para un baile de disfraces: a poco de atender al aguerrido púgil, que fue objeto de un post anterior, se presentaron dos damas que, vestidas de época por asistir a una boda temática, parecían salidas de la cubierta del Titanic...
Completaban el cuadro cuatro jóvenes, de barba cerrada y pelo en pecho, ataviados con elegantes y elaborados tutús... Se habían desplazado hasta la localidad para participar en la fiesta de un amigo, quien les había convocado a una merendola casera en la que el plato rey era una tarta elaborada con marihuana, regada -por supuesto- con sendos "cubatas"...
Cuando comenzaron a sentirse "extraños" llamaron a vaya Ud. a saber quien, el caso es que acabaron en el Servicio de Urgencias, ciertamente preocupados, acompañados por dos miembros de los Servicios de Protección Civil.
Lo más difícil no fue el diagnóstico ya que, aunque los interesados no ayudaron mucho en la anamnesis, los síntomas parecían claros: pensamientos extraños, taquicardia, irritación conjuntival, boca reseca, hambre...
Lo que realmente resultó difícil, lo imaginaréis, fue controlarlos.
-. Cómo te llamas?.
-. Qué más da, si yo estoy muerto!
-. Puedes contarme qué ha ocurrido?
-. Anda! si hay un chino en la sala de espera!
Tras analizar la situación y comprobar que -salvando la taquicardia- sus constantes vitales eran las adecuadas, me incliné por una actitud expectante manteniéndoles un par de horas en la sala de espera, habida cuenta de que no disponíamos de un lugar más apropiado en el centro y de que ingerida, la marihuana tiene un comportamiento menos predecible y más prolongado que la inhalada.
Para tan ardua tarea conté con la colaboración de los miembros de Protección Civil, el Vigilante Jurado, y también la de uno de los cuatro "cisnes", que parecía estar menos afectado o ser más colaborador y responsable.
-. Qué va a hacer con nosotros, Doctor?
-. Nada, simplemente esperar a que pase un rato.
-. Pero eso es terrible! Entonces sí que me voy a morir del todo!
Pasado un tiempo y tras comprobar que las cosas habían mejorado significativamente, decidí enviarles en un taxi a descansar su casa.
Esa misma noche, hacia las 5 de la madrugada, dos jóvenes vinieron a contarme que un "colega" de ambos se encontraba "bastante borracho" y que, dado que no quería venir al Centro, decidieron acudir en busca de alguna "píldora milagrosa" contra su intoxicación etílica... Habían leído en internet que si la Vitamina B12...
Lamentablemente y para la mayoría de las intoxicaciones no existen tratamientos específicos que resulten más eficaces que la observación y el tiempo. Las acciones, las más de las veces, han de adaptarse a los diferentes síntomas que vayan apareciendo, siempre y cuando lo hagan con suficiente entidad.
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