"Desde que uso Facebook tengo mayor
acceso a los amigos que
ya no tengo por usar Facebook"
(Anónimo)
Cuanto nos fue trayendo el progreso, a lo largo de nuestra historia, fue recibido por entusiastas promotores y por críticos detractores, dos bandos antagónicos aunque complementarios: los unos para loar las ventajas que supondrían los aspectos novedosos, los otros para advertirnos de lo apocalíptico de sus posibles consecuencias.
El avance que nos brindan las Redes Sociales como fuentes de conexión y de información, es indudable: conexión y relación con un mundo cuyo progreso se place coqueteando con el individualismo y la dispersión migratoria, con la desintegración de las familias, que supone la globalización.
Por otra parte, la información que puede llegarnos de su mano es un fenómeno incuestionablemente en alza: médicos que informan a sus pacientes del día a día de sus consultas, profesionales interrelacionados entre sí, campañas de EPS, estado del tráfico...
Pero atención: volviendo al doble filo que adjudicábamos a los avances, hemos de señalar que tambíen estos foros se comportan como interruptores (on/off): lo que se ideó para conectar también puede, llegado el caso y derivándose del mal uso, acabar desconectando: resultan ciertamente frecuentes las consultas en las que se cita la tendencia de algún paciente, adolescente las más de las veces, que pasaría demasiadas horas ante el ordenador.
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