lunes, 14 de noviembre de 2011

En ocasiones veo madres...

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Madre e hija entraron en la consulta, aunque la muchacha, abstraída por el contenido de la pantalla de su móvil, sólo parecía haberlo hecho físicamente.
-. Buenas tardes, doctor -me dijo la madre.
-. Hola, muy buenas tardes. Uds. me dirán...
-. La paciente es mi hija -añadió la mujer mientras miraba hacia la joven, que seguía absorta con su teléfono. 
-. (...)

Se estableció un silencio tan prolongado y molesto, que finalmente hizo reaccionar a la muchacha...
-. ¿Eh? -dijo mientras levantaba bruscamente la mirada, tomando conciencia del lugar en el que se encontraba, así como de lo que se esperaba de ella- ¡Ah!...¡Vale!... ¿Se lo cuento yo o mejor se lo cuentas tú?
- No... -respondió la madre en un tono de cierta recriminación- ¡Se lo cuentas tú!...
La muchacha había vuelto a los contactos de su Tuenti, por lo que tuvimos que recurrir nuevamente al silencio para solicitar su fugaz atención.
-. (...)
-. ¿Si?... A ver, vale, se lo cuento yo... ¿Y por donde empiezo? -le pregunta a su madre en un gesto contrariado- ¿Le cuento primero lo de la garganta, o lo del cuello?

Finalmente, se veía venir y lo habréis adivinado, fue a la madre a quien hube de someter a la anamnesis, mientras la hija no dejaba de mirar al móvil sonriendo.

Por supuesto que me negué a explorar a nadie que no fuese la interesada, aunque no sin cierta dificultad, debida a los piercing que le colgaban de la lengua... 

La chiquilla volvió a ignorarme cuando me disponía a hablar de las recomendaciones propias de la pauta del tratamiento, por lo que hube de asegurarme de que la madre las comprendiese bien...

Todo un problema esto de los móviles y en algunos casos...



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