domingo, 21 de mayo de 2023

El Dr. Wertt y la hoguera

 


En capítulo anterior hemos hablado de Agnódice y de otras mujeres, cuya vocación por estudiar y ejercer la Medicina les llevaría a saltarse todas las normas y disfrazarse de hombres, para conseguirlo.

Hoy, si Uds. me lo permiten, quisiera rizar el rizo en este asunto de disfraces y de castigos... Antes de nada, comentaré que la ginecología tiene tres ramas:
1/ la ginecología propiamente dicha: que se ocupa de las enfermedades específicas de la mujer.
2/ la obstetricia: ocupándose de los embarazos.
3/ y la tocología: de los partos.

El significado etimológico de obstetricia sería el de "ponerse enfrente". Y es que generalmente, en la prehistoria, la mujer paría de forma solitaria, buscando, al sentir la inminencia del nacimiento, un lugar apartado en el que colocarse, probablemente en cuclillas, para empujar.

Con el paso del tiempo se fue viendo la necesidad de sentirse ayudada durante el proceso, precisamente por alguien que se "pusiese enfrente" y observase, evitando el intervencionismo innecesario, pues el parto es fenómeno natural que, las más de las veces, no requiere de grandes acciones por nuestra parte.

Durante siglos, el ejercicio de la obstetricia y la tocología estuvo prohibido para los hombres. Allá por el siglo XVI no se les permitía la presencia en sala de partos. En 1522, en la ciudad alemana de Hamburgo, el Dr. Wertt se vistió de mujer para estudiar algo que le apasionaba: la llegada de los bebés al mundo. Una matrona lo reconocería, corriendo a denunciarlo, lo que le valdría, a nuestro aprendiz de obstetra, nada menos que el ser condenado a la hoguera... (Un intrusismo que se pagó bien caro)...



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