Lo de este cirujano francés, que vivió allá por el siglo XVI (1510-1590), es un claro ejemplo de cómo, en medicina como en otras materias, muchos de los avances son frutos de la casualidad. También sugiere que uno no siempre deba ajustarse al dogma, ni venerar a la tradición, fundamentalmente cuando esta resulte mejorable...
Ambrosio Paré comenzó siendo aprendiz de barbero hasta los diecisiete años, en que fue admitido en el Hotel Dieu, un famoso y viejo hospital (del siglo VII) que aún puede verse en la isla de la Cité, compartiendo plaza con la archiconocida Basílica de Notre Dame de París. En este hospital, en el que las condiciones higiénicas brillaban por su ausencia y se hacinaba a los enfermos, Paré trabajó durante tres años, formándose para llegar a integrar el cuerpo de cirujanos militares de los ejércitos franceses.
Gran parte de las heridas tratadas por estos cirujanos eran quemaduras cutáneas, provocadas por armas de fuego. Se pensaba entonces que la pólvora corrompía las heridas, por lo que eran tratadas con aceite de saúco hirviendo, que, vertido sobre la herida, eliminaría el veneno. Lejos de curar, esta práctica producía auténticos estragos.
En la batalla de Vilaine, contra los españoles de Carlos V, los médicos franceses se quedaron sin aceite de saúco, por lo que Paré hubo de improvisar una pomada compuesta por yema de huevo, aceite de rosas y trementina, anotando posteriormente en su diario: "Esa noche no pude dormir, pensando que, por no haberlos cauterizado, encontraría a todos los heridos muertos por envenenamiento. Me levanté muy temprano para revisarlos, observando que los tratados con aquella pomada habían mejorado significativamente respecto de los demás, por lo que resolví no volver a quemar las heridas producidas por los arcabuces".
Poco a poco, el uso del remedio de Paré se extendió por todos los botiquines de los ejércitos europeos, invitando a la cauterización a formar parte de los anales de la historia.
A Paré también le debemos el diseño de bragueros para hernias inguinales o la invención de prótesis para sustituir miembros amputados. Se atrevió incluso a hacer aportaciones en ginecología, al demostrar que resultaba posible girar al feto antes del parto, cuando su presentación no era la adecuada (de nalgas, pies...). Por cuanto os he contado, Paré es considerado hoy como uno de los grandes de la cirugía de todos los tiempos.
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