domingo, 1 de julio de 2012

La hierba de Nicot

.

Como todos sabemos, el tabaco es originario de América. Por referencias se cree que el mismo día de su desembarco en la isla de Guanahaní (San Salvador), en ese inolvidable año de 1492, los españoles pudieron observar, atónitos, a unos indios fumando hojas secas que desprendían una agradable fragancia y a las que denominaban cohiba.
Uno de ellos, Don Rodrigo de Jerez, fue quien se encargó de llevar esta hierba a España, y no será más que una casualidad, algo que nada tendrá que ver con las actuales medidas restrictivas: fue juzgado por ello, muy poco tiempo después y tras ser denunciado por su esposa ante la Santa Inquisición, que le condenaría a siete años de cárcel.
Como dato curioso: debemos el desmérito de las primeras plantaciones de tabaco, en nuestro país, a un médico, Francisco Hernández Boncalo, quien en 1559 realizó las primeras plantaciones en los alrededores de Toledo. Al tratarse de los terrenos de un cigarral, se adivina el origen de la palabra cigarro...
Durante el reinado de Felipe II el tabaco hizo carrera en las cortes europeas. De Portugal lo llevaría hasta París el Señor Jean Nicot de Villemann, embajador francés en Lisboa, motivo por el que se le empezó a llamar “La Hierba de Nicot”. Precisamente de ahí se extrajo la denominación de su principal alcaloide, la nicotina, poderosa y adictiva droga con acciones farmacológicas bien definidas.
La nicotina se ha venido a usar en la terapéutica actual en forma de parches, como tratamiento coadyuvante para la deshabituación. Gracias a la ayuda de estos parches pude dejar de fumar, hace ahora muchos años. También se han elaborado chicles y caramelos de nicotina, con idéntico fin. De todos es sabido, además, que a mayores de estas terapias sustitutivas, a base de nicotina, existen fármacos que actuarían a otros niveles, para conseguir idéntico fin: Champix, Zyntabac, Todacitan...
En sus comienzos el tabaco se empezó a usar como sustancia con propiedades medicinales. El propio Nicot se encargó de divulgar las aparentes virtudes curativas de esta hierba americana a través de personas tan importantes como Catalina de Médicis, el Cardenal de Lorena y su hermano, el Gran Prior, por lo que también fue conocida como la “hierba del Gran Prior”.
Hubo otra serie de personas influyentes que fueron muy partidarios del tabaco como planta medicinal, más notoriamente el médico y agrónomo Jean Liebault, quien en un famoso libro describe ya las virtudes curativas de esta planta, útil para el tratamiento de no pocas enfermedades, especialmente heridas, cánceres ulcerados y sarnas; en las que se usaba la hoja machacada en un mortero, junto con su jugo, aplicada directamente sobre la herida.
Durante un tiempo el tabaco fue expendido en las boticas de la época, siendo tantas sus indicaciones que acabó llamándose "Herba Panacea", en el sentido en que se llegó a pensar que podía servir para curarlo absolutamente todo, aunque pronto aparecieron los detractores, el más famoso de los cuales fue el Rey Jacobo I de Inglaterra, el soberano hijo de María Estuardo y sucesor de la gran Isabel I, quien en sus cuarenta años de reinado escribió varios libros, uno de los cuales fue “Counterblast to tobacco”, una verdadera diatriba donde se afirma que el tabaco no tiene acción curativa alguna y por lo que acaba siendo justo el pensar que este Rey fue un auténtico visionario, un adelantado a su época.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Los comentarios son bienvenidos!

Related Posts with Thumbnails