Según artículo aparecido -en estos días- en el diario El Mundo, no son pocas las víctimas que se estaría cobrando el procés: en Cataluña, genera tristeza, ansiedad, preocupación, rabia, impotencia, temores, angustia, estrés e insominio, amén de otras alteraciones de orden psicosomático que estarían aumentando su protagonismo en las consultas de los médicos de familia catalanes, a medida que aparecen noticias relacionadas y se acerca la tan fatídica como deseada fecha de las elecciones del 21-D.
Capítulo a capítulo, la sociedad se ha ido enganchando a esta trama a través de los medios, como si de una serie de suspense o terror se tratase y hasta el punto de haberse normalizado el hecho de sentir el malestar que supone estar alerta cada día... El problema es que la cosa no acabará ahí, gane quien gane esta fractura escayolará a varias generaciones...
Para los afectados, las recomendaciones pasan por crear espacios libres de consumo informativo, relativizar, recuperar el humor y, sobre todo, recordar "que podemos tomar las riendas sobre nuestras actividades y emociones". "Las diferencias forman parte de la vida", señalan los psicólogos. "Tener un conflicto no es el problema, sino no saber resolverlo".
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