Cada una de las veces que escuché hablar de nuestra sanidad como de "una de las mejores del mundo", no pude por menos que sentir lo agridulce del cachondeo contrariado. Siempre sostuve que una buena sanidad no podía tener listas de espera como las nuestras, o tratar a sus profesionales de la manera en que nos trata: desde la precariedad contractual, las abarrotadas agendas, el escaso salario, etc...
Hoy nos llegan nuevas evidencias desde algunas informaciones que fueron publicadas esta semana, que señalan el abandono que sufren los vehículos utilizados en algunos centros, para los desplazamientos hasta los domicilios...
Ya en la época en la que trabajé en Urgencias Rurales tuve ocasión de comprobar que estos vehículos no estaban siendo cuidados como requerían: recuerdo aquella vez en que en un desplazamiento urgente y tras cargar todo el equipo en el coche, constaté que no tenía ni una pizca de batería... Otras veces, como aquella que pudimos ver publicada en Twitter: los coches no lograban pasar su Inspección Técnica Periódica...
Esta semana hemos escuchado una triste y cuando menos preocupante noticia, que vuelve a poner el énfasis en la escasa importancia que nuestra sanidad le otorga a sus trabajadores: la denuncia, por parte de la Plataforma SAR (Servicio de Atención Rural), de la ausencia de cobertura al conductor por parte de los seguros que la Consejería tiene contratado para estos vehículos. Sanidad reconoce este grave asunto, que viene ocurriendo desde mayo del 2016, y asegura que está intentando corregirlo.
Mucha apología de la Humanización de la medicina... mucho hablar de seguridad... Luego fallamos en cosas tan, tan elementales...
Mucha apología de la Humanización de la medicina... mucho hablar de seguridad... Luego fallamos en cosas tan, tan elementales...
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