En ese Centro tenían repartido el trabajo de tal modo que aquél médico al que le tocase estar "de avisos" los miércoles, esto es: el encargado de hacer las visitas a domicilio que se susciten durante la jornada, y una vez acabada su consulta, se ocuparía también de firmar sus recetas de crónicos -lógico- más las de todos aquellos compañeros que estuviesen ausentes (ya no tan lógico).
No conseguí nada por más que intenté explicarles que esta práctica, que sin duda puede ser muy válida durante el resto del año, no lo es en período vacacional, esto es, cuando son hasta cuatro los médicos ausentes.
Mucho menos factible debe resultarnos si además os digo que para tal labor no se reservan ni cinco minutos de tiempo en la agenda de la víctima (firmar más de 1500 recetas puede suponer una hora larga de trabajo ininterrumpido y a todo gas).
No voy a entrar en el lamento de recordar que me tocó soportar esta tortura dos de los tres miércoles que trabajé en este Centro de Salud. Tampoco dramatizaré sobre lo inconveniente de un eventual firmando centenares de prescripciones de otros médicos, sin poder detenerse a analizar ni una sola de ellas... Pero por favor: apliquemos criterios de sensatez a la hora de gestionar y repartir el trabajo.
Por cierto, ¿disponéis de vehículos oficiales para la atención domiciliaria? Lo pregunto con más razón ahora: recortes salariales, asunción de domicilios ajenos, subida de combustibles... Supongo que la respuesta es NO. Y me sigo preguntando: ¿hemos de seguir asumiendo lo que no asume ningún trabajador plúblico?
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