Llamé a la paciente quien había solicitado, para ese día, una cita telefónica.
Al constatar que el requerimiento se debía a una erupción cutánea, le pedí acudiese hasta la consulta con el fin de echarle un vistazo a sus lesiones.
Una vez en el Centro de Salud y valorado su cuadro, la paciente me dijo:
-. Me alegra que me invitase Ud. a acudir hasta aquí, Doctor. Porque las consultas telefónicas están muy bien, ¡pero son mucho mejores las presidenciales!
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