Allá en el siglo XIX, Charles Chaplin dijo aquello de: "Un día sin sonreír es un día perdido". Y si hay un día que no debería perderse en el tiempo es el Día Internacional de la Sonrisa. Esa mueca simpática lleva conmemorándose el primer viernes de cada mes de octubre desde el 1999. La idea de esta celebración nació con Harvey Ball, artista comercial y creador del mítico Smiley, el emoticono sonriente que todos utilizamos.
Imagina un medicamento que segregase endorfinas que funcionan como analgésicos para bloquear el dolor, que mejorase el sistema inmunológico haciéndolo más eficaz, que activase los centros cerebrales del placer y el sistema dopaminérgico, que está vinculado al estado de bienestar... Existe, y se llama sonreír. Y es una medicina universal y natural. Ah, y gratis.
"Las sonrisas nos hacen tomar mejores decisiones, mejorar la apertura visual, somos más altruistas, tenemos conductas más pro sociales. Cuando nos sentimos mejor, la conexión social y los resultados profesionales son mejores", explica Iago Taibo Corsanego, director de PositivArte y experto en risoterapia, en entrevista con FCINCO. Taibo es psicólogo positivista. Es decir, estudia y trabaja con las emociones, mecanismos o sensaciones que nos hacen sentir bien, sin forzar sentimientos. Según él existen 4 tipos de sonrisas: la genuina, la social, la denigrante y la nerviosa...
"La sonrisa genuina es la natural, la que aparece cuando nos encontramos bien y no hay amenazas, ni situaciones de estrés. Ésta es la que genera claros beneficios físicos y psicológicos. La risa genuina no se puede controlar y se caracteriza por la activación del músculo orbicular, es decir, las patas de gallo" clasifica en primer lugar el psicólogo.En último lugar está la risa nerviosa que se da en situaciones en las que nuestro sistema no está en buen estado: situaciones de estrés, agotamiento, cansancio. Tu sistema responde con la llamada "risa floja" para intentar solventar la situación.
Por otro lado se encuentra la risa denigrante o de ataque. "Busca humillar al otro mediante el sarcasmo o bromas negativas y, así, demostrar superioridad. La risa denigrante tiene una variante que es el humor defensivo, que consiste en bromas en las que el objeto de burla es uno mismo, para sí envolver una autocrítica encubierta e intentar salvaguardar la autoestima".
En segundo lugar está la sonrisa falsa o social. Ésta, según Taibo, es intencionada y voluntaria. Tiene objetivos sociales, como pertenecer al grupo y crear lazos sociales. Aunque la sonrisa social se da forma genuina, porque la intención es genuina y vinculada con sus valores, no es tan libre como la primera ya que, inconscientemente, busca un fin.
Fuente El Mundo
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