Tras unos días de vacaciones es lógico que se sienta cierta pereza. A medida que se acerca el momento de la reincorporación cunde un pesimismo impregnado de depresión, y es que no resulta agradable pensar que hay que volver a sufrir una rutinada sobrecarga durante todo un año, para volver a tener ocasión de contar con los días suficientes que poder canjear por otra desconexión.
Todos los trabajos se componen de momentos agradables y de otros que no lo son tanto, pero curiosamente, cuando se acerca el del regreso tras las vacaciones, solo pesa este segundo grupo: el de los menos buenos.
Uno de los que más me angustian es el tener que volver a enfrentarme con el "bucle de impresión". Pero... ¿Qué es el bucle de impresión?...
Entre una y dos veces al día de media, aunque no existe una norma fija, al sistema le da por repetir una receta, una vez tras otra, con un infernal ruido de ventilador, de fondo, y en una sucesión que no tiene fin hasta que optas por apagarlo todo, ordenador e impresora.
Tras volver a encenderlos, introduciendo todas las contraseñas y esperando a que los programas vuelvan a cargarse, observas que has perdido 15 minutos los cuales, en la dinámica de una agenda en la que está previsto que veas a un paciente cada 5, sientan como un desgarro en las espinillas...
Alguna vez he preguntado por este problema, que padecen muchos compañeros y que parece deberse a una cierta incompatibilidad de AP-Madrid con las máquinas (hardware) de nuestras consultas, que ya resultarían un tanto anticuadas para acoger tal programa ¿?.
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