El paciente propietario del objeto de la fotografía pertenece al grupo de los que conocemos con el adjetivo de polimedicados... Son aquellos que toman numerosos medicamentos, de forma habitual, por presentar múltiples patologías.
El elevado número de fármacos y el aún más alto de pastillas que estos pacientes han de ingerir cada día, exige una cuidadosa organización y disciplina, tanto por su parte como por la de sus respectivos médicos. El protagonista del caso que nos ocupa ha resuelto la necesidad de conocer sus tratamientos plastificando y agrupando los "cartones", llegando a constituir un auténtico "abanico terapéutico", que lleva a todas partes.
Casos como éste me hacen recordar las palabras que nos dirigió nuestro catedrático de Farmacología Médica, el día de su última clase, cuando concluía el tercer año de la Licenciatura en la Universidad Complutense de Madrid. El interés que mostré por esta asignatura me llevó a alcanzar una de las Matrículas de Honor por las que siempre mostraré mayor orgullo; ese mismo interés constituyó la base de mi inicial desconcierto:
"Bien... Ahora ya conocéis los fármacos que forman parte de la actual Farmacología Médica y que constituirán el Vademécum de vuestro ejercicio, el día de mañana... Y ahora os digo: si cogiésemos todos esos medicamentos y los arrojásemos al fondo del mar, es probable que hiciésemos un gran beneficio a la humanidad... o un gran perjuicio a los peces..."
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