lunes, 12 de diciembre de 2022

Póntelo, pónselo

 


Gabriel Falopio (siglo XVI), fue uno de los más importantes anatomistas y cirujanos del Renacimiento italiano. Profesor de la universidad de Ferrara, más tarde de la de Pisa y, por último, de la prestigiosa Universidad de Padua, la más famosa de su tiempo, donde heredó la cátedra de Vesalio, autor de “La Fábrica”, el libro de Anatomía más importante de todos los tiempos.

A Falopio le debemos la perfecta descripción de los aparatos reproductores, tanto del masculino como del femenino, dándole su nombre a las Trompas de este último, esto es: a las estructuras que unen al útero con los ovarios (Trompas de Falopio).

Se le recuerda también por su obra "De Morbo Gálico", un tratado sobre la sífilis, que entonces se denominada “el mal francés” y que fue la epidemia de su tiempo.

Pero, en la historia de la Medicina, también se le reconoce por ser el padre del actual condón, que empezó siendo de tripa de animal y lino. Al menos fue el primero que escribió, desde un punto de vista estrictamente médico, sobre este elemento…

Entonces se fijaba al pene con una cinta rosada y estaba destinado a prevenir las enfermedades de transmisión sexual, como la sífilis, de la que ya hemos hablado y que causó estragos, extendiéndose rápidamente por Europa, tras el descubrimiento de América.

En el reporte de su estudio (1564), el primero que demostraría la eficacia de un preservativo, el propio Gabriel Falopio afirma: "Realicé el experimento con 1.100 hombres, y pongo a Dios por testigo que ninguno de ellos resultó infectado".

En el siglo XIX y principios del XX, se hicieron populares los condones de caucho que fueron creados en 1855. El de látex es posterior, de la década de 1920, hace aproximadamente cien años.

Al tiempo que dar a conocer la verdadera historia del condón, también debemos explicar, al margen:

1/ Que el famoso Doctor Condom, supuesto médico personal del Rey Carlos II de Inglaterra, a quien se le asignó la invención del preservativo, incluido su nombre, sigue siendo un mito, una leyenda, ya que nunca se demostró que realmente existiese. Al parecer los diseñaría para evitar que Carlos II no se cargase con más descendientes, tras sus no tan ocasionales salidas nocturnas… Pero ha de tenerse en cuenta que los condones ya se venían utilizando más de cien años antes de que el rey Carlos II ascendiera al trono inglés.

2/ El 16 de febrero de 1923, el arqueólogo Howard Carter, al descubrir y adentrarse en la tumba de Tutankamón, uno de los faraones más emblemáticos de Egipto, se encontró un preservativo en aceptables condiciones, a un lado, junto al sarcófago.

Quien allí lo puso debió pensar en bacanales, más allá de lo terrenal. En un derrame de humor, cabe pensar que fuesen las propias expectativas, un tanto optimistas, de un faraón adolescente…

Ese preservativo, el primero de la historia de la Humanidad, consistía en una funda de lino fino, empapada en aceite de oliva y unida a un cordón que se ataría a la cintura. También nos llegaron condones de la época de los romanos, de similares características.

Según los especialistas, el principal objetivo de estos productos era el de evitar enfermedades como la bilharziasis o esquitosomiasis, muy comunes, antaño, en el norte de África.

 

 


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