Ya hemos tenido ocasión de hablar de Venezuela, durante este contexto pandémico. Fue cuando nos referíamos a las "goticas milagrosas de José Gregorio Hernández", las que preconizaba Maduro para curar la Covid.
En estos, los últimos días de febrero, nuestro personajillo vuelve a acaparar el lado más burlesco de los medios y de nuestra atención, asegurando que, aunque no nos explica cómo, a un año desde que se inició el proceso, la población adulta venezolana ha sido vacunada en un 102,6%.
Presumo, en un intento de explicármelo, que a algún venezolano le habrán puesto más dosis de las necesarias; aunque también cabe la posibilidad de explicarlo por el lado de la nulidad del dictador, exconductor de autobuses, con las matemáticas. (Con todo el respeto que me merecen los conductores de autobuses, por supuesto) ...
Al comentar estos datos, Maduro da las gracias a sus aliados chinos, rusos y cubanos, por las vacunas recibidas.
El asunto no deja de suponer una contradicción ya que, poseyendo esas famosas goticas, maldita la falta que le hacía entregarse tan a fondo con las vacunaciones, pero en fin...
Vaya por delante que la OMS asegura que, en realidad, la tasa de vacunaciones en los adultos venezolanos, aún no llega al 50%.
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