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Tras atender al último paciente y cuando se disponía a marchar, se dirigió a mí diciéndome:
-. Tiene Ud. ese ojo muy irritado, hágaselo mirar: es como si tuviese una inflamación en el párpado inferior.
-. ¡Ah, no he notado nada!... Muchas gracias… Después me ocuparé de ello.
-. A mí me ocurre con cierta frecuencia algo parecido: cuando es así suelo ponerme un colirio. Se llama “Oculex”, se lo recomiendo, es fantástico. Póngase una gotita por la mañana y otra por la noche… Ya verá que bien le va… Luego me cuenta…
-. Si, sí... ¡De acuerdo!... Reitero las gracias.
NOTA:
Me doy cuenta de que, desde entonces, pasaron varios días y ni me ocupé del tema...
¡Y es que los médicos somos los peores pacientes...!
¡Y es que los médicos somos los peores pacientes...!
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