Vemos tantos pacientes, tantos cada día, que no habrá de extrañarnos el que sucedan cosas como las que hoy paso a contaros…
Antes, porque me parece absolutamente necesario hacerlo, habremos de dimensionar ese “tantos”…
Mi media diaria se situaría en el entorno de los 50 consultas, que exigirían entre 5 y 6 minutos, por cada una de ellas. Hay días en los que llegan a ser muchos más: por ejemplo, durante la sexta ola, jornadas hubo que rozarían el centenar…
-. hay que acudir hasta el domicilio de alguno
-. atender requerimientos burocráticos
-. asistir a alguna reunión
-. al repaso de las novedades sobre algún tema, en el contexto de una formación continuada
-. o prestar largo tiempo tu atención, a no pocos requerimientos urgentes….
Es inhumano y digo esto aun a sabiendas de que los veterinarios, o las farmacias, requieren más tiempo para atender o despachar a sus clientes.
Pero lo realmente sorprendente es que nuestros gestores, los políticos, los jueces o la población en general no acaben de ver y solucionar tal desatino…
-. Este detalle es para Ud. Doctor…
-. ¿Y eso?
-. Es que le estoy muy, muy agradecida.
-. Pero mujer…
-. Gracias a Ud. me cogieron a tiempo el cáncer de colon. Por el momento parece que estoy curada, aunque pendiente de futuras revisiones, claro.
Vaya por delante que, a pesar de lo que pueda parecerle a quien lea este capítulo, lo de recibir regalos es algo ciertamente muy puntual… Y digo esto porque pocos días más tarde otra paciente me contaba, al entregarme un presente…
-. ¿?
-. La pobre, falleció en diciembre…
-. Vaya por Dios, lo siento…
-. Días antes de fallecer insistió en que le comprase y entregase este pequeño detalle… Ella quería agradecerle lo bien que se portó Ud. siempre con ella…
Vemos tantos pacientes, os decía… Que me costó recordar de qué (en el primer caso) y de quién (en el segundo) estaban hablándome…
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