“Se ha educado a la gente en la limpieza de sus oídos, piensan que están innecesariamente sucios, pero eso no es cierto. La cera es como las lágrimas que lubrican nuestros globos oculares. En nuestros oídos la piel es tan fina, tan frágil, que es muy fácil que se infecte, lo que hace esa cera es proteger tu canal auditivo de ese problema. Cuando trato a gente con problemas recurrentes de este tema les hago prometer que tirarán sus bastoncillos, que no los compren jamás. De los que siguen volviendo sé que son los que hicieron oídos sordos”.
Denis Fitzgerald (Otorrinolaringólogo)
En Francia ya se ha prohibido su venta
Todos deberíamos seguir su ejemplo (Fuente)
—Pero sólo de vez en cuando.
—No!.
—Para quitarme nada más la cera superficial.
—Que no!.
—Pero es que me da mucho asco y me siento sucio.
—Te aguantas!.
—No!.
—Para quitarme nada más la cera superficial.
—Que no!.
—Pero es que me da mucho asco y me siento sucio.
—Te aguantas!.
Esta es más o menos la conversación que llevan teniendo años (más bien décadas) los otorrinos con sus pacientes. Resulta que, el producto de uso cotidiano que se comercializa como idóneo para evitar problemas auditivos es precisamente una de las mayores causas de trastornos en los oídos.
Pero a las consecuencias otorrinolaringológicas del uso de esta pequeña pieza de plástico y algodón se le suman otros inconvenientes ecológicos que no habíamos tenido en cuenta hasta ahora: cuando tiramos los bastoncillos por el váter acabamos dejando todos esos microplásticos en el mar, donde causa la muerte de numerosas especies y acaba acumulándose en la arena de las playas. Francia ha decidido que es la gota que colma el vaso. También lo están combatiendo en Reino Unido. Allí han elaborado una campaña, #switchthestick, en contra de los bastoncillos, en la que muestran el efecto de estos bastones en las costas.
“Se estima que cada semana los humanos tiramos medio millón de bastoncillos por el retrete”: desde que sacaran sus mensajes, cadenas como Tesco, Sainsburys, Lidl, Aldi o Tesco se han hecho eco y para 2017 censurarán las marcas que sigan elaborándolos de plástico, así como animan a manufacturar sus propios productos hechos al 100% de materiales biodegradables. En España también se prevé que a partir de 2018 el 50% de cada bastoncillo contenga sustancias biodegradables,
Aunque la dimensión medioambiental del asunto no debería distraernos de la principal razón por la que deberíamos eliminarlos de nuestra vida diaria. No hay un solo motivo para insertar estas pequeñas varas en nuestros oídos, por mucho placer que nos produzca eliminar esa desagradable cera.
Puede que la forma más segura de lavar nuestros oídos sean los sprays de agua, pero seguirá siendo difícil convencer a una masa de consumidores que ven los resultados inmediatos de introducirse un bastón que les ha costado décimas de céntimo, aunque vayan a causarle una progresiva pérdida auditiva. Estudios británicos descubrieron que más de la mitad de los pacientes por cuestiones auditivas de los otorrinos admitieron usar bastoncillos para limpiar sus oídos, a pesar de saber que su médico se lo había contraindicado.
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