Ocho de la mañana, como cada mañana, se abre el Centro de Salud y comienzan a desfilar los empleados que van entrando mientras se desperezan y sacuden los restos que aún les quedan de noche y de sueño; tambien lo hacen los impacientes que formaban cola desde largo rato antes, a las puertas del centro.
La lluvia ha dificultado y ralentizando el tráfico, por lo que Ana -la doctora Hernández- llega hoy unos minutos más tarde...
Marisa, que ya ocupaba su puesto en el mostrador de la Unidad Administrativa, saluda cariñosamente a Ana y añade:
-. Te has traído hoy los Dodotis?
-. Por?
-. No, lo digo porque he mirado las agendas y te espera una mañana...
Merece analizarse detenidamente este fragmento del diálogo real que acabo de traer y reproducir aquí: son miles los médicos que cada día y como Ana, se sientan a las 08h00 de la mañana tras la mesa de una consulta de la que apenas pueden ausentarse para un receso, hasta el final de su jornada laboral.
Nuestra administración..: empeñada en dotarnos de cupos que cuando menos duplican las recomendaciones de la OMS, proporcionándonos cada vez mayores cargas de trabajo y empeñándose en pensar que las consultas no se prolongan más allá de los seis minutos..., nos impide disfrutar del derecho que tiene cualquier trabajador a intercalar un descanso.
Ya sé que no conseguiré más que mis compañeros, los que llevan años reivindicando anterior, justa e inutilmente tales cuestiones, pero habida cuenta de que cada día se nos remunera con peores condiciones: que al menos nos paguen los Dodotis, no?...
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