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Resulta no sé si indignante, descorazonador, o un poco ambas cosas, el que desde nuestras propias instituciones se insista tanto en animarnos a salir del país, como quien quisiera colocarnos un puente de plata...
Hace poco una compañera me hablaba de la reciente finalización de los estudios de Fisioterapia de un hijo suyo, y de como en el discurso de despedida, el día de la Graduación, se les animaba a salir al extranjero en busca de nuevas oportunidades de desarrollo, formación y empleo...
Algunas amigas de mi hija, las que acabaron enfermería hace ahora casi un año, se encuentran realizando un curso rápido de alemán, organizado por el INEM y que culminará en un contrato con el Sistema Alemán de Salud, para trabajar en alguna de sus muchas Residencias de la Tercera Edad o Clínicas de diversa índole...
Cuando vas por la calle o viajas en el Metro, hace meses que puedes ver ésta promoción institucional la cual, desde instancias de la Comunidad de Madrid, insiste en que es cada vez mayor el número de Centros en los que la educación de nuestros hijos, casi en su práctica totalidad, les será impartida en la lengua de Shakespeare, por parte profesores bilingües...
El conocimiento de los idiomas más usados es muy importante, siempre lo fue y seguirá siendo, aunque en tiempos como los que corren está resultando casi obsesivo, da un poco la sensación de que el prepararnos para salir fuese el único proyecto que, desde los poderes públicos, supieran o pudieran ofrecernos...
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