jueves, 3 de mayo de 2012

Impotentes e incontinentes

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EL MIRADOR - ACTA SANITARIA - 30/IV/2012

Aviso: "En el mundo hay millones de varones impotentes e incontinentes por causa médica. (No dejes que toquen la próstata, ni que te hagan el PSA)". ¡Pásalo!


Entre las actividades preventivas traumáticas, el autor (El médico de Familia Juan Gervás) se refiere de manera especial a la prueba del PSA para determinar si se puede tener cáncer de próstata lo que, por sus consecuencias, puede comportar que sea peor el remedio que la enfermedad. Y es que, como señala el comentarista, morir con cáncer de próstata no es morir de cáncer de próstata.

"Hola, me llamo Cristina, y mis amigos me llaman Cris". "Hola, me llamo Carlota, y mis amigos me llaman Carla". "Hola, me llamo Isabel, y mis amigos me llaman Isa". "Hola, me llamo Penélope, y no me gustan las abreviaturas".

Este es el típico chiste alrededor de lo que centra la vida de muchos varones, el pene y su potencia. Pero la potencia sexual está en el cerebro, el órgano sexual por excelencia. Allí se cocinan los deseos y las expectativas, las ganas y las posibilidades, las ansias y las pasiones, las fantasías y las experiencias, los instintos y los razonamientos. Tal cocina produce al final una increíble erección que permite la consecución del placer. Un pene colgante y flácido, que apenas sirve para orinar, deviene en un cilindro grueso y vibrante que pide con urgencia (y suele conseguir) frotación y roce. Es un milagro, y una maravilla de la Naturaleza, esa hermosa erección suculenta y hambrienta. Bien se valora el milagro cuando "algo falla" y tal erección no se alcanza, o es de chichinabo. El mundo se cae encima del que experimenta un gatillazo, temporal o permanente (y de quien participa en el encuentro sexual).

El cerebro dura hasta la muerte, y es verdad aquello de "antes pierde el hombre el diente que la simiente". Mientras haya cerebro hay sexo y, si todo va bien, hay erección y hay vida (piensan muchos varones, y muchas mujeres encantadas de disfrutar de tal milagro). Desde luego, se puede vivir sin erección, pero no sin sexo. El sexo infiltra la vida, con su potencia vivificadora, y la erección ayuda en la relación sexual, aunque no todo sexo sea penetración, evidentemente.

Los mecanismos de la erección no son bien conocidos, por más que incluso podamos intervenir con medicamentos cuando falla. Pareciera que es una cosa mecánica, que con un poco de química se recupera. Es así porque la erección es sólo una parte de la vida sexual; una parte importante, pero sólo una respuesta que media el cerebro. En el cerebro está el sexo y la satisfacción sexual. El pene es una extensión del cerebro. A veces, el pene pareciera que es el cerebro mismo.

El pene es el órgano de la cópula, y además contiene la uretra, y permite la micción. Desde la vejiga urinaria al meato urinario hay un largo trayecto. Si todo va bien, la erección y la micción funcionan sin pensar. Si todo va mal, puede combinarse la impotencia sexual con la incontinencia urinaria.

Inseminación traumática
El pene erecto es ansioso, y en su contento puede ser agresivo para buscar satisfacción, bien personal, bien con un/a tercero/a, bien en grupo. El refrán dice groseramente que "cuando la gana aprieta, ningún culo se respeta". Pero en agresividad, nada como el pene perforador de los chinches.

El chinche macho tiene un pene en forma de sable, con un cuerno puntiagudo capaz de perforar la cutícula de la hembra, a la que "apuñala" brutalmente. Los chinches machos no paran de copular, llegan a tener más de cien cópulas por día, y copulan con otros machos (la homosexualidad es frecuentísima, por más que los machos liberen feromonas que "avisan" de su sexo), con otros animales, y con chinches hembras. El proceso de inseminación deja heridas, de las que las hembras se recuperan evitando demasiadas cópulas (mediante el alejamiento), pues en otro caso pueden llegar a morir.

En la cópula perforan cualquier lugar, la espalda, la cabeza, las patas, el vientre o lo que sea, e inyectan el esperma. En el abdomen las hembras tienen una escotadura en forma de V, para facilitar la cópula y disminuir el traumatismo. En cada cópula la cantidad de esperma es enorme, equivalente a litros si el chinche macho tuviese tamaño humano. Los espermatozoides son destruidos en gran número por el sistema inmunológico, y los que sobreviven emigran hasta los ovarios, si es hembra, o hasta los conductos deferentes, si es macho. Por consecuencia, el macho inyecta espermatozoides propios y ajenos durante la cópula. Y la hembra cuenta con un "depósito" de espermatozoides que van fecundando los huevos a lo largo del tiempo. Si no hay otros machos, las hembras son fecundadas por sus hijos varones.

Algunas actividades médicas son tan traumáticas como las cópulas de los chinches y dejan secuelas y muerte. Buen ejemplo es "la prevención del cáncer de próstata".

El diagnóstico precoz del cáncer de próstata, 
inútil y peligroso
Llamamos cribado ("screening", en inglés) a las actividades de diagnóstico precoz. Se busca la enfermedad ante de que dé síntomas, lo que se llama prevención secundaria. Y se busca la enfermedad en personas de determinado sexo, edad y condición, sin otro criterio, sin síntomas.

En general, todos los cribados producen daños, y sólo algunos producen beneficios. Lo dice, literalmente, AM Gray, director de los "Screening Programmes. UK National Screening Committee", y catedrático de Atención Primaria en la Universidad de Oxford, Reino Unido

Son inútiles y peligrosos los cribados del cáncer de mama (con auto-examen y/o con mamografía), del cáncer de colon (con la prueba de sangre en heces), de melanoma (con exploración y biopsia), de cáncer de cuello de útero (con citología), de pulmón (con TAC), de próstata (con tacto rectal y/o determinación de PSA), de tiroides y demás.

Por ejemplo, P Gotzsche, del Centro Cochrane Nórdico, de Copenhague (Dinamarca), dice del cribado de cáncer de mama con mamografía que si fuese un medicamento ya se habría abandonado.

Todos los varones tienen próstata, órgano sexual que vierte un líquido a la uretra para contribuir a formar el semen, durante la eyaculación, cuando el pene está en erección. Por ejemplo, aporta magnesio, que da el aspecto lechoso típico del semen. La próstata está perforada por la uretra y por el final de los conductos deferentes, que aportan los espermatozoides y el resto del semen. Se puede estimular la próstata en el juego sexual, mediante el roce con otro pene (o un dedo, o un objeto similar) introducido en el recto.

La próstata "depende" de las hormonas sexuales masculinas, tanto para su desarrollo inicial, en el periodo fetal, como a lo largo de la vida. Como efecto secundario de tal dependencia hormonal, las células prostáticas se pueden malignizar, y casi el 100% de los varones muere con cáncer de próstata a partir de la ancianidad. "Morir con cáncer de próstata" no significa "morir de cáncer de próstata". En general, el cáncer de próstata está ahí, como la artrosis en una rodilla, por ejemplo. Se puede vivir con ambos, se puede tener erecciones con ambos, se puede gozar del sexo con ambos, y se puede morir de cualquier otra cosa (con el cáncer de próstata y con la artrosis de rodilla, que no tienen nada que ver con la muerte, en la mayoría de los casos). El varón tiene cáncer de próstata, pero no lo mata, ni siquiera da síntomas, o son menores.

Antiguamente se sabía si un tratamiento era inútil cuando ni los médicos ni sus familiares los "disfrutaban". Hoy los urólogos se determinan el PSA con más frecuencia que la población varonil. Pero ni el PSA ni el tacto rectal disminuyen la mortalidad por cáncer de próstata. Mediante ese cribado se suelen diagnosticar cánceres de próstata indolentes, benignos y que nunca hubieran matado al individuo.

A cambio, al biopsiar la próstata se produce algún caso de septicemia, y al operar y/o radiar la próstata hay algún muerto, y en casi el 20%, destruyen el milagro de la erección y/o de la micción, y por consecuencia hay en el mundo millones de varones incontinentes e impotentes. Le toca a todo el mundo, como al multimillonario Warren Buffett, de 81 años, en el que nada justifica hacerle de rutina el PSA, y ahora radiarle

Son millones de varones que creen "haber sido salvados de morir de cáncer", cuando han sido "mutilados para extirpar cánceres benignos e indolentes, que nunca les hubieran matado". Es, pues, sobre-diagnóstico y sobre-tratamiento, y al determinar el PSA se actúa con la misma agresividad (sexual) indiscriminada del chinche macho.

En "Investigación y Ciencia" (mes de abril, 2012) se dedica un artículo a este problema

¿Hasta cuándo, esta urología preventiva traumática y destructiva?


1 comentario:

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