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Hace unas semanas entraba en vigor la subida de la jornada laboral de los empleados públicos de la Administración madrileña, quienes pasaban a trabajar 37,5 horas semanales, esto es: media hora más cada día. La intención de la Administración, cuando menos en lo referido a sus trabajadores de la Sanidad, no era que cumpliesen media hora más; tal y como manifestaron los diferentes directivos en las reuniones aclaratorias que mantuvieron con los componentes de los diferentes Centros, la medida no pretendía que se trabajase más, sino servir de justificación para:
1 - amortizar esas horas asumiendo el mayor trabajo que supondrían las ausencias de sus compañeros, por vacaciones o enfermedad, que a partir de ese momento no serían cubiertas mediante la contratación de personal suplente.
2 - no pagar ese mayor esfuerzo, tal y como se había venido haciendo hasta entonces mediante pluses que ya no volverían a ver en sus nóminas.
3 - en el caso del personal hospitalario el implemento de la media hora -a mayores- se efectuaría con el descuento de la misma en las cotizaciones de sus guardias.
Independientemente de que la medida fue foco de descontentos y encontró ciertas resistencias entre los distintos grupos profesionales, resistencias de entre las que cabe ser destacada la del Hospital XII de Octubre, que abanderó una manifiesta reivindicación, como siempre que se trata de aglutinar a médicos, acabará resultando timorata una vez efectuado el recuento de los Centros que se habrán sumado a la iniciativa.
Independientemente también de que SATSE (Sindicato de Enfermería) se sume ahora a las protestas convocando multitudinarias concentraciones ante el Ministerio de Sanidad y con la finalidad de exigir un STOP a los RECORTES...
Lo cierto es que no se tiene en cuenta que éstas profesiones exigen una permanente puesta al día de conocimientos, una formación continuada que, dadas las escasas o más bien nulas aportaciones de la Administración en este sentido, ha de surgir de la iniciativa personal llevándose a cabo fuera del horario laboral. Dicha actualización permanente no es sólo una decisión personal: es también obligación deontológica e imperativo legal.
Una reciente encuesta señala que el 70% de los médicos dedica una media de 5 horas semanales para tal menester, 5 horas que no son computadas, ni reconocidas, ni retribuidas, y que por culpa de la creciente carga de trabajo en los diferentes Centros Sanitarios, resultan cada día más difíciles de compatibilizar con la jornada laboral.
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