Entró sin prisas, avanzando hacia mí con el paso inseguro de sus tres piernas. Al llegar frente a la mesa se tomó el tiempo necesario para silenciar su jadeo...
Mientras vaciaba el contenido de su bolsillo me dijo, con gesto grave:
-. ¡Buenas tardes!. ¡Yo sólo vengo por recetas!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Los comentarios son bienvenidos!