La historia de hoy me la ha enviado Paloma, una amiga y lectora. Le sucedió a su marido, y tal cual me la cuenta os la transcribo... |
EL CLAVO
“¡Hay personas que piensan y otras que saben pensar!”
El doctor miró nuevamente las radiografías y sacudiendo la cabeza le aseguró que no había nada ni en su estómago, ni en su intestino que se pareciera a un clavo.
-. Ayer hubiera jurado que me lo tragué, pero hoy no estoy tan seguro.
-. De todas formas haremos también una radiografía del costado por si acaso.
Unos minutos después aparece el médico con otras placas, y un gesto grave:
-. Alfredo, tengo que decirle, que efectivamente se ha tragado usted un clavo. Pero lo tiene usted alojado en el pulmón. Le vamos a hacer de inmediato una broncoscopia para tratar de extraerlo.
Después de la primera broncoscopia el clavo se hundió más abajo. Se fue hasta las bases y Alfredo -muy aficionado al bricolaje- ya se dio cuenta que con aquel instrumento era imposible que se lo extrajesen.
-. Vamos a volver a intentarlo Alfredo.
-. Sí pero con eso no lo van a conseguir. Si quieren mañana se lo traigo yo, alargado en unos 4 milímetros, e igual logramos sacarlo.
Después de varias radiografías más y tres broncoscopias el clavo había vuelvo a desplazarse distalmente. Avisaron al cirujano y después de discutir entre ellos tomaron una decisión.
-. Alfredo, creo que vamos a tener que operar. Corre peligro de neumotórax. Le vamos a quitar el trozo de pulmón donde está alojado el clavo, pero no se preocupe porque tras la intervención podrá llevar una vida normal.
Cuando Alfredo escucha esto se pone pálido y empieza a maquinar la manera de solucionar el asunto. Lo dejaron solo con su mujer mientras preparaban todo. Alfredo no podía dejar de darle vueltas a la cabeza
-.Veamos…. si el clavo ha entrado estando en vertical… Oye María, estoy pensando que yo estaba de pie en la escalera, con el clavo en la boca y al mirar hacia arriba fue cuando me tragué el clavo. Digo yo que si entró en vertical… si hago el pino….¿¿??
-. ¡Pero qué dices! ¿Cómo te vas a poner a hacer el pino aquí?…¡Un momento! Coméntaselo a los médicos y si a ellos les parece bien…
-. ¡A mi no me quitan un trozo de pulmón!, ¡te digo que si ha entrado, es posible que también salga!
-. Bueno, bueno tu coméntales y a ver que dicen...
Alfredo fue hasta el cuarto en el que estaban reunidos los médicos y les expuso su idea. Ellos estuvieron de acuerdo y le ayudaron a hacer el pino…
-. ¡Que lo noto en la garganta…cogedlo!... Pero el clavo se volvió a deslizar hacia abajo...
Otra radiografía. Y ¡Milagro!. ¡El clavo se había cambiado de pulmón!
-. ¡Vaya, funciona! Si se ha ido al otro pulmón quiere decir que…
-. ¡Vuelva a hacer el pino!
Con los pies para arriba y la cabeza abajo…:
-. ¡Cogedlo que lo noto en la garganta!... y se les vuelve a escapar
-. ¡El clavo se ha metido en el estómago!... ¡Salvado, no hay que operar!
Tras intentar su extracción gástrica mediante dos endoscopias, la radiografía mostraba el clavo llegando al intestino. Era la una de la mañana y, ya cansados, quedaba la última consulta médica.
El residente anunció:-. Bueno Alfredo creo que habrá que esperar a que vaya al baño. Será mejor que se quede ingresado porque hay riesgo de peritonitis.
-. ¡Ni hablar, yo no me quedo ingresado!
Afortunadamente apareció el médico adjunto y estimó que, viviendo en la ciudad, no era necesario que se quedara a dormir en el Centro. Que se fuese a su casa y notando algún problema viniera cuanto antes.
Al día siguiente el clavo, de unos 30 milímetros de longitud, se dignó salir a la luz...
Y volvieron al hospital. Nada más llegar a Urgencias…
-. Verá yo venía porque me tragué un clavo…
-. ¡Ah! ¡Es usted el del clavo!
Esta historia forma parte del anecdotario del Hospital Donostia de San Sebastián como caso curioso... ¡A veces solo es cuestión de pararse a pensar!
yo también me trague un clavo y pasado mañana voy a que me hagan todas las radiografías necesarias!! espero que no sea nada grave..
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