El 12/enero supone un nuevo revés de la Administración hacia los sanitarios: la Generalitat valenciana recurre la sentencia que le obliga a indemnizar a 154 demandantes, por las carencias en seguridad (de mascarillas, EPIs...) y la desprotección que sufrieron durante la primera ola pandémica.
Eso sí, en lo que parece una pura contradicción, Ximo Puig reiteró sus "disculpas a los profesionales que no tuvieron suficiente cobertura". Aunque sus excusas no parecen bastar a los miembros de su oposición, quienes gustan de recordar que, durante esta etapa, los sanitarios tuvieron que escuchar y soportar que su consejera (Ana Barceló) les dijese que "se contagiaban por irse de fiesta".
Y resulta curioso, por casual y porque, hasta donde recuerdo, la valenciana es la comunidad con el mayor número de sanitarios contagiados. Lo es y lo fue desde los inicios de la pandemia, dado que la Generalitat no reunió material médico hasta el 17 de marzo, pese a los avisos...
El señor Puig, quien, para conseguir tan honorífico posicionamiento, debió ignorar muy mucho esta cuestión, persiste ahora en la actitud de seguir descuidando a quienes les cuidan... No obstante, por aquello de pasar la patata caliente y ante el juzgado de Alicante, el presidente de la Generalitat valenciana culpó a Salvador Illa, por estas carencias.
El sindicato agrupó a los trabajadores en cuatro categorías de afectados, por un incumplimiento de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales. La demanda iba de 5.000 a 49.180 euros (inicialmente se habían pedido 60.000), según el grado de afectación, consecuente a la desprotección.
Huelga decir que las indemnizaciones fueron fijadas sobre la base de la Ley sobre Infracciones y Sanciones en el Orden Social. Aunque, de todo lo comentado en esta trama, conviene destacar lo publicado en portada por ABC, el 14/enero: "La prescripción evita a las autonomías tener que pagar una fortuna a sus sanitarios; el plazo para reclamar por haber estado expuestos, sin la protección adecuada, caducó hace meses."
Y acabaremos haciéndonos el harakiri, además de cuanto se tercie, con esta noticia del día anterior, que nos viene desde un juzgado de Jaén, desestimando la demanda de los enfermeros que reclamaron a la Junta de Andalucía más medidas de protección durante la primera ola: "Un juez argumenta que los sanitarios deben sacrificar su derecho a la vida, en beneficio del resto de la población, durante la pandemia".
Dicho sea esto, en el entorno en el que nos encontramos, rodeados de países que premiaron a sus profesionales con subidas salariales, pagas extraordinarias y demás dádivas... Créanme si les digo que, finalmente ahora, entiendo aquellos aplausos...
Y sugiero que, en justa reciprocidad, este juez jiennense se digne probar y sufrir, en carne propia, cuantos problemas pudieran derivarse de sus errores judiciales, a lo largo de su ejercicio profesional...
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