Nunca fui entusiasta partidario de las coreografías ni de los bailes que vinieron luciendo los sanitarios, en redes sociales y a lo largo de esta puñetera pandemia. Confieso, y vaya por delante que no quisiera herir ninguna sensibilidad al hacerlo, que siempre me parecieron situarse fuera de lugar, revestidos, si se me permite la expresión, de una cierta dosis de patetismo.
Comenzaron y las más de las veces fueron dinámicos bailes de grupos hospitalarios, al más puro estilo de Valerio Lazarov, fundamentalmente en los primeros meses de la pandemia, con diferencia los más tristes, también aquellos en los que menos motivos teníamos para celebraciones...
Ahora, dos años después, los que se siguen difundiendo intentan tener un significado bien distinto, como éste que os muestro a continuación, en el que se improvisa una escena de la película "Titanic", en un intento de expresar el naufragio consecuente al hundimiento, que simbólicamente supone el deterioro de nuestra sanidad.
Es como si, en la pretensión de expresar nuestra saturación, desde la consiguiente extenuación, mostrásemos la chocante contradicción del tiempo que nos sobró para componer, ensayar y perfeccionar toda esta puesta en escena...
En fin, compañero sanitario: respeto tus manifestaciones, por supuesto, aunque debes perdonarme el que no comulgue con las formas que, con ocasión de la pandemia, elegiste para expresarlas...
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