domingo, 30 de octubre de 2016

Jason y la Crioterapia



Cada día, en las salas de espera de nuestros Centros de Salud, puede sentirse bullir la vida en una sucesión de anécdotas... Anécdotas como aquella de la que fui testigo hace poco: una familia gitana esperaba pacientemente para ser atendida por el médico; el niño, como una buena parte de los niños de hoy en día, no paraba de saltar, correr y gritar, probablemente animado por el pasotismo de sus padres...

Finalmente, aunque ya sabemos que vale más tarde que nunca, el padre gritó:
-. Jason**!, quiere tate quieto?... Anda, juega con esto...!!!
Parece que la consola que le entregó surtió el efecto esperado, un efecto mágico de abstracción que mantuvo sentado al muchacho, con la mirada clavada en la pantalla... Lástima que tuviese el sonido a todo trapo y emitiese aquella musiquilla tan estridente...

Al poco, tras los habituales acordes de xilófono que suelen preceder a los mensajes en nuestros centros, pudo escucharse la megafonía:
-. Ding, Dong, Ding.... Ding, Dong, Ding.... Por favor, adónde está el aparato de "Crío*"?. Acercadlo hasta la UNAD... Repito: intentamos localizar el aparato de Crío...
No tardó el padre en reaccionar.... Se dirigió a su hijo desde un evidente nerviosismo:
-. Apaga ese cacharro, Jason**!... La que has armao con la maquinita?!



*NOTA: "El aparato de crio" es como algunos llamamos coloquialmente al que empleamos para realizar tratamientos con Crioterapia (en los que utilizamos frío, generalmente nitrógeno líquido).
** Léase Yeison



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