Hace unos 300 años Thomas Jefferson trabajaba de pié en su despacho. Esta moda o tendencia parece estar volviendo a los Estados Unidos, donde cada vez es mayor el número de voces que se alzan contra las graves consecuencias del sedentarismo laboral: desde dorsalgias y problemas musculares, cardiopatías, o diabetes, cánceres como el de colon, por citar algunas de ellas...
Está claro que somos una sociedad de sedentes, que se pasan toda la jornada sentados en la oficina, trabajando, para después llegar a casa y volver a sentarnos ante el televisor.
Según su Instituto de Salud, un adulto norteamericano medio pasaría unas de 7,7 horas al día sin moverse. Estudios publicados por los Archivos de Medicina Interna del mismo país arrojan resultados alarmantes: permanecer sentados unas ocho horas al día aumentaría en un 15% la posibilidad de muerte precoz, respecto de aquellos que sólo se sentarían cuatro horas... Este mayor riesgo podría elevarse hasta el 40% si el número de horas de sentada diaria llegase hasta once.
Según esto la Asociación de Médicos Americanos ha publicado unas recomendaciones en las que solicitan, de todos los empresarios, la búsqueda de alternativas y soluciones al sedentarismo laboral, como podrían ser: el trabajar de pié y/o la elevación en altura de los muebles del despacho.
No obstante, algunos especialistas piden prudencia y recomiendan evitar el movimiento pendular que supondría ir de un extremo al otro: al igual que no nacimos para estar sentados, tampoco lo hicimos para estar todo el día de pié: en definitiva, bastaría con establecer pausas periódicas durante el trabajo, momentos de asueto en los que poder hacer un poco de ejercicio.
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