martes, 4 de febrero de 2014

El mal de ojo



El mal de ojo es una creencia supersticiosa que, extendida por todo el planeta, atribuye a determinadas personas la capacidad de hacer el mal valiendose únicamente de su mirada, a través del "aojamiento", sinónimo de lo que vulgarmente venimos conociendo como: "echar el mal de ojo".

En la búsqueda de la etimología de esta expresión parece posible derivarla de la envidia, pues viene a expresar el concepto de "mirar con malos ojos", según el cual el envidioso, vaya por delante que las más de las veces sería una persona de ojos claros (¡qué peligro tenemos!), provocaría un daño en el envidiado o admirado, para lo cual se valdría unicamente del poder y la fuerza de su mirada contrariada.

Los síntomas del aojamiento son muy diversos y comprenden: cansancio, infecciones oculares severas, adormecimiento o pesadez que termina enfermando gravemente a la víctima, hasta poder ocasionarle la muerte en ocasiones. Pueden darse también una tristeza profunda, depresión y llanto... De la misma manera puede sospecharse mal de ojos si algún objeto favorito o querido de la víctima sufriese un daño inesperado.

Existen remedios para su prevención y suelen consistir en acciones encaminadas a evitar la envidia como: pisar los zapatos nuevos de familiares y/o amigos, escupir a los bebés o a las embarazadas (la saliva sería protectora), o interponer objetos mágicos como amuletos, talismanes o estampillas de santos y oraciones. Estos objetos se denominan "apotropaicos", por su capacidad para alejar los malos influjos.

El tratamiento suele estar en manos de curanderos y de rituales.


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