Existe una relación estrecha entre las enfermedades y los números: se tiene fiebre, diabetes, hipertensión, hipercolesterolemia y demás, con arreglo a unas cifras. Algo parecido ocurre con las mediciones: el enanismo o el gigantismo, el diámetro biparietal, la dilatación cervical o el tiempo que media entre dos contracciones, durante el parto, también se miden en cifras... En fin, y por no extenderme más, lo que pretendo decirles es que en medicina todo son números...
Lo que afligía a la paciente que ayer tarde vino a verme tenía mucho que ver con ellos, ¡y de qué manera!. Siendo una niña adquirió dos barritas de regaliz en la tienda de chucherías. Mientras las saboreaba, una tan absurda como perturbadora premonición asaltó sus pensamientos: le dio por imaginar que, si se comía las dos barritas, su abuela, que en aquél momento se encontraba hospitalizada, acabaría falleciendo. Por tal motivo se deshizo rápidamente del segundo regaliz, arrojándolo muy lejos. Al poco de suceder esto su abuela se recuperó, obteniendo el alta médica y regresando a casa.
Desde entonces y a lo largo de los años, el conflicto de nuestra paciente con los números fue incrementándose, hasta constituir un problema de tales dimensiones, que le impediría llevar una vida mínimamente normal: cada vez que asoma el dos se le antepone un freno, una incapacidad que le impide seguir adelante. Nada puede repetir, nada hacer dos veces, nada sin invadirle la angustia de pensar que alguno de sus seres queridos, o que ella misma, podría resultar gravemente perjudicado: desde pasar dos veces por la misma calle, repetir un plato que le gustó u otros muchos, cuantos ejemplos y escenarios alcancen ustedes a imaginar.
NOTA DE UN LECTOR
En Miranda do Douro (Portugal), sobre las rocas del acantilado que bordea al río Duero, los líquenes han dibujado un dos.
Cuenta la leyenda que si no lo logras ver, es porque tu pareja te es infiel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Los comentarios son bienvenidos!