Soldados encendiendo un cigarrillo valiéndose de un bazooka |
El tabaco es el producto que más impuestos especiales soporta en España y probablemente el de mayor carga fiscal. El gravamen sobre los cigarrillos representa casi un 80% del precio final de los mismos (sumando los impuestos especiales y el IVA aplicable). Se trata de un porcentaje significativo si lo comparamos con otros productos sujetos también a imposición indirecta. Así, por ejemplo, el gravamen medio sobre la gasolina es de un 51% y el de las bebidas alcohólicas de alta graduación, de un 42%.
Al igual que el IVA, los impuestos especiales sobre el tabaco son impuestos armonizados, lo que significa que su estructura “´basica” se fija en una directiva comunitaria, siendo los Estados Miembros los responsables de la trasposición a su normativa nacional.
Es la propia Ley 38/1992, de 28 de diciembre, de Impuestos Especiales, quien justifica este gravamen, al señalar que el consumo de los bienes que son objeto de estos impuestos (tabaco, hidrocarburos y bebidas alcohólicas) genera unos costes sociales, que no son tenidos en cuenta a la hora de fijar sus precios por las empresas privadas, y que deben ser sufragados por los consumidores.
Y no puede ser de otro modo, puesto que el fumador asume el riesgo incrementado de padecer patalogías de todos conocidas y cuyos elevadísimos gastos habríamos de asumir todos: sin tener en cuenta el Cáncer de Pulmón y centrándonos únicamente en los gastos generados directamente por la EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica), se calcula que podrían equivaler al 0,2% de nuestro Producto Interior Bruto (PIB), debiendo multiplicarse por 3 o más si se consideran todos los gastos generados por la enfermedad.
Tras conocer este dato me confieso claramente a favor de doblar, si esto es posible, los que acabo considerando escasísimos gravámenes del tabaco... La ciudadanía no tiene por qué pagar la muerte lenta con la que algunos se empeñan en finalizar complicando sus vidas, además y también por ser multitud resultan carísimos: la prevalencia de la EPOC es del 9,1% de la población, concentrándose claramente en los fumadores (15%) y ex-fumadores (12,8%), frente al escaso 4,1% de los no fumadores.
Puesto que hablamos de muerte y según la OMS: la EPOC ya es la cuarta causa de muerte, aunque se situará en tercer lugar en el año 2020, sólo superada por las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.
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