Hay ocasiones, afortunadamente muy puntuales, en las que me gustaría saber de donde me cuelga la bola de cristal que algunos alcanzan a verme, aunque solo fuera para poder cargarle las pilas...
-. Vengo a que me recete el medicamento para el estómago...
-. Dígame...¿Cómo se llama?
-. Ah, no lo sé -señalando con una inclinación de la cabeza hacia el monitor del ordenador- ¡ahí estará!
-. Aquí hay cerca de 100 medicamentos -volviendo a señalar el monitor con un gesto similar- todos los que ha consumido a lo largo de los 10 últimos años...
-. ¡Pues el del estómago!
-. Para el estómago debe de haber aquí...¿una docena...?: ¿Omeprazol?... ¿Motilium?... ¿Almax?... (etc.)
-. ¡No lo sé!...¡El que tomo yo!... ¡Pero eso sí, no me vaya a recetar uno que me "mandaron" una vez y que casi me mata!
-. Mire Ud.; tenemos dos opciones: o vuelve en los próximos días con el nombre del medicamento o, si así lo prefiere, espera a la semana que viene en que ya estará su médico; pero con esas premisas no puedo recetarle nada...
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ResponderEliminarColega (vaya que soy distraido; recien te mandé un comentario y me olvidé que tu blog, es de un médico) ¡ Que coincidencias asombrosas que tiene esta vida! En mi consultorio, me ocure seguido esto que comentas. Lo bueno del caso, es que tanto tu como yo, lo tomamos a risa, que si no, la úlcera será nuestra.
ResponderEliminarJuan José Valdecantos
Médico
Gracias por tus comentarios Juan José! Un abrazo a Argentina!
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