Santos Patronos

 

Los Santos de los que hoy trataremos fueron médicos que acabaron siendo elevados a los altares, por lo ejemplares que fueron sus vidas,  alcanzando el mérito de llegar a ser los santos patronos de la profesión. 

Aunque el asunto va en franco decremento y puede decirse que, al contrario de lo que vino ocurriendo antaño,  el ejercicio de la medicina está prácticamente desligado de la religión, siguen existiendo, sin embargo y hoy por hoy, colegas que encomiendan su profesión y sus actos a algún patrono. 

 San Lucas Evangelista Nació en Antioquia en el siglo I.  De profesión fue médico, escritor y pintor, muy preparado para el saber de su época.  San Lucas fue, posiblemente, el único de los evangelistas que no fue judío.  

 San Cosme y San Damián Fueron hermanos gemelos, eran médicos de profesión, y prestaban sus servicios de manera gratuita en Siria en el siglo III. 

Durante la persecución que encabezó el emperador Diocleciano en el Imperio Romano, ambos padecieron el martirio y fueron decapitados. 

Son considerados los protectores de los médicos en general, aunque de los cirujanos en particular (se les atribuye el primer trasplante), también lo son de los barberos y de los farmacéuticos. 

La Iglesia que se levantó en el lugar de su muerte se convirtió en lugar de peregrinaciones y por ello, en la Roma cristiana se levantó un templo en el Foro Romano en el siglo VI.  

 San Pantaleón A finales del siglo III, San Pantaleón era otro prestigiado médico quien, por ayudar a los cristianos, fue condenado a muerte.  Se cuenta que cuando fue decapitado, un árbol cercano floreció al instante. 

Tan sorprendente como la floración del árbol resulta la licuefacción de su sangre, que se guarda en el Altar Mayor del Real Monasterio de Austrias, en Madrid.  Su sangre se mantiene en estado sólido todo el año, licuándose en la víspera del aniversario de su muerte, el 27 de julio. Muchos son los estudios realizados para explicarlo, aunque los científicos no obtuvieron respuesta, por lo que la Iglesia lo definió como “Milagro de su Sangre”. 

 José Gregorio Hernández La lista de santos y santas que han acompañado en el dolor a los enfermos es demasiado larga y aún hay casos notables que llegan a nuestros días. Como por ejemplo José Gregorio Hernández, conocido como el médico de los pobres, cuya causa de beatificación está en proceso en Venezuela. 

Hace poco, con motivo de la pandemia por Covid-19, se habló mucho de este médico venezolano. Recordemos a Nicolás Maduro hablando de sus "goticas milagrosas":  "¡El Car-va-ti-vir!, aquí las ven, las goticas milagrosas. Diez gotitas debajo de la lengua cada cuatro horas, y el milagro se hace...  Un poderoso antiviral, muy poderoso, que neutraliza el coronavirus. ¡MADE IN VENEZUELA!" 

 San Martín de Porres En América destaca el santo peruano mulato Fray Martín de Porres (1569-1639) quien aprendió el oficio de la farmacia y de la herbolaria medicinal. Más tarde ingresó, con dificultad por el color de su piel, a la orden dominica, donde se consagró al cuidado de los enfermos, atribuyéndole varios milagros en vida. 

Se le recuerda como "Fray Escoba", utensilio con el que siempre se le representa. 

 San Pío de Pietrelcina Hay otros santos que, sin ser médicos, fundaron hospitales y asilos. Entre ellos se puede mencionar al Padre franciscano San Pío de Pietrelcina.  

 San José Moscati Un médico notable del siglo XX fue el italiano San José Moscati (1880-1927), quien también fue investigador, científico y catedrático. Siempre atendió de manera gratuita a los pobres, siendo beatificado por Pablo VI en 1975 y canonizado por San Juan Pablo II en 1987.