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a borrar los datos personales, parte de los códigos de barra...)
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Ya sé que les parecerá kafkiano, pero es real: me ocurrió esta semana, cuando una paciente vino a comentarme lo que le había dicho el endocrino, en reciente consulta...
Cuando vi las recetas que le había dado, no pude evitar un gesto de sorpresa, imagino que Uds. tampoco podrán...
Según la paciente el endocrino no tenía recetas, pero deduzco que tampoco las ganas de ir a buscar un nuevo talonario, como hacemos todos...
La paciente hubo de venir después sin cita, a que le hiciésemos las recetas en su Centro de Salud, con el consiguiente trastorno para todos.
En fin, que sirva este post para animar respetuosamente a la reflexión de aquellos compañeros de hospitales (afortunadamente muy pocos, aunque se hacen notar mucho), que siguen viendo a su escribano en la figura del Médico de Atención Primaria.
¿Kafkiano? Real como la vida misma... y demasiado frecuente. Con recetas, derivaciones a otros servicios que el médico de hospital considera conveniente, tramitación de ambulancias... Demasiado frecuente e ignorado por las gerencias, que siempre tienen otras prioridades. Y como la receta sea de MUFACE y aún llevando el paciente el talonario, ni te cuento.
ResponderEliminarNo sorprende a ningún/a médico/a de familia. Algunos especialistas hospitalarios nunca se han acercado a un centro de salud y, por ignorancia, falta de curiosidad y de respeto, piensan que allí sólo "hacemos recetas", como si en cuatro años de residencia solo nos enseñaran a poner sellos y firmas. Cuando me ocurre esto, que no es anecdótico, me tomo la molestia de contactar con el colega en cuestión para preguntar por qué motivo no termina el acto médico que ha iniciado y pretende que lo haga yo. Las excusas son de lo más ridículas. Pero habitualmente, su sonrojo nos sirve para que no vuelvan a hacerlo, al menos a mis pacientes. Afortunadamente, las nuevas generaciones de médicos/as, que contactan mucho más con la atención primaria, la valorarán y comprenderán más.Espero.
ResponderEliminarAunque sean los menos no deja de cabrear. Siempre lo pongo en conocimiento de la persona de continuidad asistencial de referencia. Sólo hago de secretario en contadas ocasiones, el resto remito al paciente al compañero que obvió su deber.
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