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Con la aproximación del buen tiempo y con identica fidelidad con la que hace algunos años llegaban las nuevas canciones de Georgie Dann, hasta el SAR se acercan las patologías propias del estío: hoy y sin ir más lejos, hemos atendido alguna que otra quemadura por barbacoas, nada serias pero lo suficientemente latosas como para aguar la fiesta que justificó el encuentro y requerir de atención médica.
A media tarde nos movilizaron para atender el ahogamiento de un niño (5 o 6 años) en la piscina de un chalet relativamente cercano. El despliegue de medios fue importante y os hablo de ello porque tras vivir la situación, tomé conciencia del enorme peligro que para la población infantil revisten a las muy numerosas piscinas de las urbanizaciones que rodean a nuestros municipios.
Las dimensiones del drama que supone imaginar a un niño flotando, boca abajo sobre las aguas de una piscina, sólo alcanzan a ser verdaderamente cuantificables cuando ocurre y lo vivimos.
Por fortuna ésta ocasión se resolvió favorablemente para el niño y -por supuesto- también para todos nosotros.
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lunes, 3 de junio de 2013
Niño al agua...
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