Todos sabemos que los dos hermanos mártires San Cosme y San Damian (siglo III dC) son considerados los patronos de la Medicina, aunque otros patronazgos de estos dos pluriempleados no resultarían tan conocidos, siendo también responsables de los farmacéuticos, los dentistas, los peluqueros, trabajadores de balnearios y cirujanos...
El que completen esta relación con la gracia de ser también y específicamente patronos de los trasplantes se debería a su milagro más espectacular y conocido: la sustitución de la pierna necrosada de un sacristán romano, por la de un criado etíope fallecido poco antes, valiéndose de un poderoso ungüento para el acople...
Resulta cuando menos chocante la diferencia racial establecida entre el donante y el receptor, un matiz que constituiría argumento de no pocas disquisiciones pro o en contra de la esclavitud, a lo largo de nuestra historia.
Existen numerosos relatos y no menos representaciones del que sería uno de los "primeros transplantes de la historia". La versión elegida para ilustrar el post corresponde a una pintura sobre tabla que el Maestro de los Balbeses realizaría, hacia 1495, para la Iglesia de San Cosme y San Damian de la ciudad de Burgos.
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