Dicho esto, y ocupándonos de la temática que ocupa a este blog, el de los aspectos relacionados con el mundo de la medicina, hoy hablaremos del Síndrome del Árbol de Navidad...
¿En qué consiste? Imaginen a un individuo hipersensible que un día, acercándose las postreras festividades del año, decide colocar un abeto en un rincón de su salón, adornándolo con todo tipo de bolas, luces y guirnaldas... Imaginen también, que como consecuencia de ese toque de ecologismo que caracteriza a nuestras actuales tendencias, opta por adquirir un árbol natural, criado en el campo, con la intención de tenerlo en su casa varias semanas, para replantarlo después...
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-. problemas respiratorios como la congestión nasal.
-. tos, estornudos, dolor de garganta.
-. picor de ojos, alergias cutáneas.
-. broncoespasmos y demás manifestaciones asmáticas de consideración.
-. etc...
Con una menor frecuencia y entidad, los árboles artificiales también podrían originar algún que otro problema, dado el polvo que de un año a otro podrían acumular, por lo que es clave el limpiarlos antes de reutilizarlos.
Aunque no todo es negativo: el montar el árbol también tiene su lado bueno, al fomentar el espíritu navideño que, admitámoslo, siempre será bienvenido...
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